El imperio miente porque le teme al ejemplo
- El imperio miente porque le teme al ejemplo

No le ha quedado más remedio al imperio estadounidense que armarse de un ejército de mentirosos en sus estériles intentos por destruir a la Revolución Cubana. Después de probar la agresión, de persistir en matar de hambre al pueblo que la defiende, la construye y la hace invicta; de bloquearla económica, comercial y financieramente, de perseguirle hasta la última gota de combustible para que no le llegue, se ha convertido en un mitómano empedernido.
Es tanta la bajeza de los embustes que hasta los que son presa de la mitomanía podrían ofenderse por esa relación. Sí, porque, según la ciencia, estos sufren de un trastorno sicológico por el cual están constantemente diciendo mentiras, sobre todo relacionadas con su vida, para obtener la atención deseada.
Pero los mentirosos al servicio imperial sí están conscientes de que mienten, sus propósitos buscan la incredulidad en la gente, crear dudas, temores e inseguridad. Más que eso, su intención hoy es atizar una guerra entre nosotros mismos.
Incluso, establecen matrices o pautas que calan en las personas, en los de aquí y en los del mundo. Por ejemplo, los grandes medios, y los que así actúan en las redes sociales, han acuñado que los cubanos no son emigrantes, sino que escapan de una dictadura, del socialismo, términos virales en cada mensaje mendaz.
Entonces, como al mentiroso se agarra más rápido que a un «cojo», podría preguntársele: ¿Si los cubanos que emigran a Estados Unidos escapan del socialismo, de qué escapan los demás latinos que emigran al mismo lugar?
Hace solo unos días pretendieron instalar la falacia de que el bloqueo ya no existía para los medicamentos, o que se alivió en ese renglón, con la sórdida idea de plantar que el Gobierno cubano es incapaz de tributar esos remedios.
«No es verdad que el bloqueo económico se haya eliminado o aliviado para los medicamentos. La exportación de estos a Cuba sigue prohibida. Hacerlo requiere permisos políticamente condicionados y difíciles de obtener. Lo exportado consiste, básicamente, en ayuda solidaria gestionada, bajo grandes obstáculos, por amigos y personas con sentimientos de justicia, que enfrentan la hostilidad y el escarnio de grupos extremistas de la mafia anticubana que gozan de acceso y favores en Washington». Así respondió Carlos Fernández de Cossío, vicecanciller cubano.
Se trató de otra burda manipulación, sobre la cual el Presidente Díaz-Canel afirmó, en su cuenta en Twitter: «Nunca olvidaremos el acto genocida del Gobierno de Estados Unidos, cuando con su política de bloqueo negó y obstaculizó la adquisición de oxígeno para el pueblo de Cuba, en medio del peor momento pandémico, cuando se rompió nuestra única planta. Así de real, pero criminal es el bloqueo».
Satanizan al socialismo, al de Cuba, y le endilgan el cartelito de Estado fallido, y para ello vuelvan a mentir, incluyéndola en la lista de patrocinadores del terrorismo, con el objetivo de hacerles más difícil la vida a cubanas y a cubanos.
Sin embargo, si la mayoría de los hambrientos y desnutridos del mundo viven en países capitalistas, ¿por qué se acusa al socialismo del hambre y de la pobreza?
LA ELOCUENCIA DE LA HISTORIA
Pero si la ciencia, mediante la sicología, nos ilustra qué es la mitomanía, la historia recoge, con elocuencia, el uso de la mentira con fines marcadamente políticos y criminales a la misma vez. El tristemente célebre Paul Joseph Goebbels, quien ocupó el cargo de ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich, entre 1933 y 1945, inscribió la fascista línea de que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad.
Para el nazi, constructor de la campaña que llevó a Adolf Hitler al poder, el acto de mentir debía ser analizado y evaluado, incluso por encima de los principios éticos y morales que esa acción degrada, pues el fin supremo es extraer una utilidad innegable: influir en la sociedad.
En pocas palabras, Goebbels dijo que se trata «en adecuar, deformar, crear conscientemente versiones distorsionadas de los hechos y transmitirlos a una audiencia que, si bien podía resistirse a su aceptación, terminaba cediendo con la repetición de la mentira». Entre los sicólogos, el postulado se conoce como el efecto de la «ilusión de la verdad».
Así, cual copia fiel, actúa el imperio estadounidense contra Cuba y contra el mundo. ¿Por qué? Sencillamente porque teme. No olvidemos al imprescindible Bertolt Brecht para saber que «un fascista no es más que un burgués asustado». O a Eduardo Galeano, cuando al querer acceder a una página en internet, desde Cuba, el buscador le respondió con un mensaje en el que se leía: «está usted tratando de entrar desde un país prohibido».
El intelectual, con un matrimonio sagrado con la verdad, definió aquel «cartelito» como un acto de sorprendente sinceridad imperialista, y, entonces, agregó que él sabía los motivos de la discriminatoria frase. «Porque es un ejemplo de dignidad, un país pobre, chiquito, que ha logrado sobrevivir a 12 presidentes de Estados Unidos, y porque es el país más solidario del mundo», afirmó.
Sí, le temen al ejemplo de Cuba, tanto que los médicos que van a curar, a salvar vidas, a fajarse con la COVID-19 o el cólera, y con toda la insalubridad creada por el mismo mentiroso, son hoy el ejército revolucionario más temido por la ultraderecha y el imperialismo estadounidense. ¿Saben por qué? Están conscientes de que cada vida salvada es una verdad.
Le temen a perder el control sobre Europa, desatando una rusofobia por la respuesta del país eslavo ante la expansión de la otan sobre sus fronteras, tomando al pueblo ucraniano como punta de lanza. Putin no destruyó a Irak, lo hicieron Estados Unidos y la OTAN; no destruyó a Afganistán, fueron ellos mismos; no destruyó a Yugoslavia ni a Libia ni a Siria, fue «esa parejita» que hasta ayer hizo una cumbre en la cual se regalan bombas de racimo. Está claro que Rusia no es el problema. Aunque la mentira quiera demostrar lo contrario, los hechos no saben mentir y los muertos hablan.
Le temen a China y a su desarrollo, guiado por el Partido Comunista de ese país. Fíjense si es así, que Estados Unidos, que ha llenado al mundo de bases militares, que aparecen como hormigas a lo largo de la costa de esa nación, se baja ahora con el invento de una base del gigante asiático en Cuba.
Aborrecen a Díaz-Canel reconociendo lo que falta por hacer, compartiendo con el pueblo, en sus casas, asido a la ciencia para hallar soluciones propias, como las vacunas antiCOVID-19. Escalofríos les da ver al secretario de Organización del Partido Comunista, Morales Ojeda, tomándose un café en un hogar en medio del campo, como lo hizo en Ciego de Ávila, o al Primer Ministro y al Presidente del Parlamento hablando con un trabajador o con un estudiante, como si fuera un familiar cercano.
Por eso siembran en la opinión pública internacional, que para el Gobierno estadounidense es cualquiera que coincida con sus postulados, una imagen distorsionada que le ampare su bloqueo, su lista de patrocinadores del terrorismo, sus políticas coercitivas, y su más caro anhelo: producir un cambio de modelo social. Como tienen el monopolio de los medios y de las redes, como son los que prohíben acceder a lo que brinda la tecnología, en el más antidemocrático reconocimiento de obstrucción al derecho a la información y al de expresión, buscan que el embuste mil veces dicho sea verdad.
Hay quienes caen ante la engañifa, por incrédulos o porque se prestan, como los hay en Cuba, mercenariamente, por un puñado de dinero para atacar a los suyos. Para ellos, el expresidente uruguayo Pepe Mujica tiene un mensaje: «El peor enemigo de un pobre es otro pobre que se cree rico, y defiende a quien los hace pobres a ambos».
Acabar con la paz, la tranquilidad ciudadana, y la seguridad de los niños en Cuba, que son la riqueza más grande de su Revolución, es el objetivo del contumaz mentiroso, no le hagamos el juego. Escuchemos otra vez el rigor científico en voz del padre de la sicología individual, el austriaco Alfred Adler, quien no fue un marxista ni un izquierdista. «Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa».
VERDADES
- Sin escrúpulos, la Casa Blanca trató de aprovechar las dificultades generadas por los difíciles años de la pandemia para agredir con más fuerza, arreciar las medidas coercitivas y tratar de lograr sus objetivos destructivos en Cuba.
- En lo que va de año se han registrado más de 300 convocatorias al caos, a la violencia, a la agresión a las autoridades, al terrorismo y a la desobediencia civil desde territorio de Estados Unidos y de otros países que incitan a actuar contra el Gobierno cubano.
- Las calumnias promovidas por la Casa Blanca, relacionadas con los hechos que auspició en 2021, son utilizadas por ese Gobierno como pretexto para mantener contra Cuba la política de máxima presión y reforzamiento de las medidas del bloqueo económico, comercial y financiero.
- El expresidente Donald Trump, el más mentiroso de los inquilinos de la Casa Blanca, fabricó el superglobo de los «ataques sónicos» contra la Embajada de ese país en La Habana, para destruir las relaciones bilaterales.
- Los 3 478 muertos cubanos y 2 099 mutilados y personas con discapacidad, víctimas del terrorismo de Estado contra nuestro pueblo, nos recuerdan en cada segundo a quiénes nos enfrentamos y cuál es la calaña del enemigo.