La «Inejiro» hila fino.
- La «Inejiro» hila fino.

Un líder socialista japonés y una Hilandería holguinera tienen mucho en común. Esa industria del municipio de Gibara demuestra que, si se invierte bien y hay disciplina, llegarán éxitos
odavía frescas las heridas de la Segunda Guerra Mundial, Japón se dividía entre quienes creían, entre otros ideales, en el conservadurismo imperial y fascista, o veían un futuro sin tanta propiedad privada, movido hacia la izquierda. Esa última tendencia socialista tuvo un líder, Inejiro Asanuma, asesinado el 12 de octubre de 1960 en un acto popular, mientras pronunciaba su discurso.
Quiso la Historia que, del otro lado del mundo, casi simultáneamente, surgiera una Revolución en Cuba, y que decidiera crear una hilandería en el municipio holguinero de Gibara (el 21 de mayo de 1961), cuyo nombre recuerda a Asanuma. Hoy, la referida industria es una UEB, adscripta al Grupo Empresarial de la Industria Ligera (Gempil), cuyas producciones se comercializan bajo la marca Gihilan.
Su principal objeto social es la producción de hilazas, cordeles, frazadas de piso, confecciones textiles, colchones, almohadas, cojines y productos plásticos, incluyendo envases.
Después de las inversiones
Aida Oro, directora allí desde hace 26 años, afirma que en 2017 empezaron la última inversión, culminada en junio de 2018. «Esta consistió en la modernización y ampliación de la industria, con una línea más de producción (tenían antes una sola), de procedencia suiza y alemana, que permite producir 2 634 toneladas de hilo al año, algo que le ahorra al país, de manera total, la importación de la hilaza cruda de algodón y de 50 toneladas de cordeles.
«Ambas representan más de 11 millones de dólares de sustitución efectiva y propician el encadenamiento productivo de esta industria con otras, para la producción de bienes de consumo con destino al pueblo y a otras entidades. Hay una gama de productos, derivados de la hilaza de algodón, que se fabrican en otras textileras cubanas, que también sustituyen importaciones», dijo.
El ingeniero industrial Adolfo Sarmiento, especialista principal de Inversiones, asegura que la inversión en cuestión tuvo una buena concepción desde la etapa de preparación hasta la explotación de las nuevas tecnologías de hilatura, para la producción de hilos de algodón cien por ciento.
«Proyectamos la instalación de dos líneas, en función de obtener hilos cardados y peinados. En el primer año después de la inversión, los resultados se corresponden con lo previsto en el estudio de factibilidad. Se garantizó lo que necesita la tejeduría nacional y tenemos posibilidades de encadenamientos productivos, teniendo en cuenta la revitalización de la tejeduría de punto», añade.
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