Por la verdad, un año más en la batalla
«Nuestras armas son las ideas». Esa sentencia devino faro para la Revolución Cubana que, un día, cargó sus convicciones y sus realidades en un barco para arribar a los puertos del mundo con el amanecer de la verdad, en la perpetua lucha con las tinieblas de la mentira y la manipulación mediática.
Un Granma de papel comenzó a navegar por los mares agitados de la información, así como el yate con los 82 expedicionarios zarpó de México casi nueve años antes. La misión resultó la misma: «llegar, entrar y triunfar», pero esta vez en la conciencia de los lectores nacionales y en cualquier lugar del planeta.
El 3 de octubre de 1965, en el hoy Teatro Karl Marx, cuando la organización de vanguardia política de la sociedad recibió el nombre de Partido Comunista de Cuba, se presentaron los primeros miembros del Comité Central, y se develó, en la voz de Fidel, la Carta de despedida del Che, también se resolvió crear el periódico Granma.
El surgimiento del rotativo estaba vinculado con el proceso de unidad entre todas las fuerzas revolucionarias. Nació de la fusión entre sus antecesores Hoy, del Partido Socialista Popular, y Revolución, del Movimiento 26 de Julio.
De acuerdo con el Comandante en Jefe, en esas circunstancias existía la necesidad de «concentrar los recursos humanos, unir todos esos recursos y hacer un nuevo periódico que llevará el nombre de Granma».
El medio posee el encargo de divulgar la obra de la Revolución, sus principios y conquistas, además de la integridad y cohesión popular junto al Partido y a sus máximos representantes.
El diario también ayudó a convertir a la Mayor de las Antillas en un ejemplo internacional para los movimientos determinados a enfrentar el avance de la ola expansiva del imperialismo, que neutraliza los focos de resistencia con el aplastamiento de los valores, las identidades y las razones para luchar de toda cultura.
Cada época precisa un discurso diferente para acercar más las páginas impresas y digitales a la realidad circundante y a sus protagonistas/lectores. Sin embargo, ya está marcada la ruta marítima desde hace casi seis décadas: criticar, enaltecer, informar, esclarecer, pero siempre desde el centro del alma de la Revolución.