Lo del jueves fue un crimen contra niños hambrientos que esperaban por un plato de comida, o por un vaso de agua para aliviar su sed. Hispantv lo calificó como una «masacre en cámara lenta». El bloqueo a la entrada de ayuda humanitaria pone al borde de la muerte a más de 1 100 000 niños, según la ONG Save the Children.
Mientras esto ocurría, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, dijo al ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, estar «muy preocupado por las negociaciones para la liberación de los rehenes israelíes».
Con un cinismo aberrante, el titular de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, comentó en x que «se debe brindar apoyo total» a los «heroicos combatientes» de las Fuerzas Armadas Israelíes que operan en la zona, y que «actuaron de manera excelente contra una turba que en Gaza intentó dañarlos», citó RT.
Y todavía hay quien lo cuestiona: Israel reedita los horrores del más grande holocausto conocido.