Martí antimperialista; «nadie como él tan bolivariano»
- Martí antimperialista; «nadie como él tan bolivariano»
CARACAS, Venezuela.–Así como en lo geográfico Puerto Cabello y La Guaira fueron el pórtico que encontró a la entrada de Venezuela, y la estatua de Bolívar su primer terremoto sentimental aquí, Martí llegó al alma venezolana con sus desbordes humanos, el vigor de su magisterio, la oratoria exquisita y una prosa que alecciona en lo periodístico por su hondura y seduce en lo literario por su belleza.
De cualquiera que se asome al asunto en Caracas, se recibe la misma impresión que al pie del Libertador, transmite Wolfang Vincent Vielma, investigador de la casa Nuestra América. «Si una persona nos amó, fue José Martí; nadie como él fue tan bolivariano; estudió a Bolivar, reconoció en él su talante de Libertador, supo interpretarlo y difundir sus ideas».
«Diversa, hermosa, abarcadora, impactante…», no le alcanzan los adjetivos para hablar de la actividad de nuestro apóstol aquí, sencillamente le apasiona, la admira; «en apenas seis meses impartió clases de gramática y literatura francesa, también de oratoria, un arte poco conocida hasta entonces aquí».
Transcurridos poco más de dos meses en Caracas, en una velada del Club de Comercio, Martí pronuncia un discurso que todavía trasciende; «fue una pieza oratoria exquisita en la que de una manera hermosísima dijo verdades profundas sobre nuestro país».
Ismaelillo, poemario desbordado de paternales añoranzas por el hijo distante, al que en versos tiernos le deja su alma ungida de humanos y éticos asideros, no pasa por alto en el diálogo; lo escribió aquí, y al mismo tiempo fundó una revista en la que aparecen varios artículos suyos; «una prosa tremenda», que sobrevivió a la partida de Martí, quien desde Nueva York se convirtió en corresponsal del rotativo venezolano La Opinión Nacional.
Wolfang Vincent refuta que manipulaciones y falsedades por medio, alguien en Miami, en la fiebre que intenta dejarnos hasta sin el símbolo que encarna José Julián, ofenda su memoria mediante una caricatura editorial que trata de mimetizarlo cual presunto «norteamericano no revolucionario».
«Falso», rebate Wolfang, «la constante preocupación de Martí por los pobres del continente y el abandono del indio, lo que refleja en sus Escenas norteamericanas, sus críticas a esa sociedad, los peligros del expansionismo imperial estadounidense, que, advierte, acechan al continente, bastan para avalar a un Martí profundamente humano, anticolonialista y del lado de los humildes, actitud que se contrapone a la acción y el pensamiento imperial».

