Luchemos juntos por la promoción de la paz la solidaridad y el desarrollo
- Luchemos juntos por la promoción de la paz la solidaridad y el desarrollo
Autor: Nuria Barbosa León y Dilbert Reyes Rodríguez.
Así como el azote de la COVID-19 transformó y ha puesto contra las cuerdas todas las dinámicas globales, sus graves consecuencias y contundentes lecciones condicionaron las intervenciones de los países en el 75 periodo de sesiones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la mayoría en procura de un mayor espíritu de unidad y colaboración internacional para sobreponerse a la amenaza planetaria que significa la enfermedad.
Ante el imperio del egoísmo y la incapacidad demostrada del capitalismo neoliberal para responder efectivamente a la urgencia de proteger la salud de pueblos enteros y salvar las vidas que se mueren por miles diariamente, Cuba convocó, en voz de su Presidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, a reformar de una vez a la ONU, a fin de imponer la fuerza del multilateralismo y vencer los enormes obstáculos que significa la dictadura del mercado y el consumismo.
«Tanto como la solución a la pandemia, urge ya la democratización de esta indispensable Organización, para que responda de manera efectiva a las necesidades y aspiraciones de todos los pueblos», enfatizó el mandatario; quien denunció el peligro universal que significa el imperio estadounidense para el equilibrio del mundo, la supervivencia humana y la emancipación de los países pobres.
El secretario general de la ONU, António Guterres, recalcó el rol decisivo de la unidad mundial en la respuesta al embate global de la pandemia, y reconoció a la solidaridad internacional como la oportunidad para salvarnos todos, mientras que el populismo y el nacionalismo conducirían al orbe al fracaso.
Esos conceptos (populismo y nacionalismo), pero en el sentido manipulador, hipócrita y convenientemente fabricado, típico del rasero imperial estadounidense, también fueron ejes del discurso del presidente Donald Trump, quien culpó a China y a la Organización Mundial de la Salud de la propagación de lo que insiste en llamar «el virus chino»; una manera de atizar el racismo y la xenofobia hacia lo asiático, a la par de inventar que la autoridad sanitaria ocultó información para proteger al Gobierno del gigante asiático.
En contraposición, el Jefe de Estado de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, proponía coordinar la cooperación para crear y producir vacunas contra la infección del SARS-COV-2, ofrecía ayuda en el enfrentamiento a la pandemia a decenas de naciones, y ponía a disposición la vacuna Sputnik V de forma gratuita.
Recomendó la creación de las denominadas «zonas verdes», desde las cuales se suministrarían medicamentos, alimentos y medios de protección necesarios para aquellos países más castigados. Además, propuso realizar una cumbre entre Rusia, Estados Unidos, China, Francia y Reino Unido –los cinco miembros permanentes y con derecho a veto del Consejo de Seguridad de la ONU–, para resolver temas esenciales del acontecer mundial.
Una acotación similar planteó China, a través de su presidente, Xi Jinping, quien dedicó su discurso a exponer las experiencias adquiridas en el enfrentamiento al nuevo coronavirus. Aseguró que ese agente patógeno será derrotado y la humanidad vencerá.
Pidió aumentar la solidaridad en esta gran batalla y no perder de vista que la prioridad radica en la vida de las personas. Igualmente enfatizó en la necesidad de adoptar medidas de control integral y a largo plazo, basadas en los recursos aportados por las ciencias. A propósito, exhortó a promover la cultura de las consultas como la mejor herramienta ante cualquier diferencia para lograr una entidad multilateral y democrática, que permita fortalecer la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos en el mundo. Ver más en periódico Granma Digital.

