El 11 de abril en Guantánamo es por decisión del pueblo, la efeméride más importante de nuestra historia local y de las más notables en la patria. La llegada de José Julián Martí Pérez, Máximo Gómez Báez y otros patriotas por Playita de Cajobabo, para incorporarse a la Guerra de 1895 por la independencia de Cuba, marca el inicio (o la continuidad) de una de las más extraordinarias proezas de los cubanos en la lucha por la independencia.
Aquel desembarco fue cosa de gigantes, de valientes, que pese a la oscuridad, los chubascos, la frágil embarcación y el mar bravío avanzaron desafiantes para llegar, luchar y triunfar en la trinchera de combate, junto al pueblo, con el que habían jurado compartir su suerte.
No habían sido pocos los contratiempos para retornar a Cuba. Recuérdese el fracaso (por traición) del Plan de La Fernandina, la feroz vigilancia de España respaldada por la despreciable complicidad de las autoridades norteamericanas e inglesas.
Tampoco fue fácil conseguir las goletas para el viaje, y mucho más complejo salir: la persecución de los buques enemigos obligaron a un ir y venir de Cabo Haitiano a Inagua, y viceversa, por días cansones, cansados… pero finalmente partieron a la madre Patria, allí donde ya ardía la llamarada de la guerra necesaria.
El desembarco por la Playita de Cajobabo fue el reto que necesitaban los mambises para lograr la victoria frente al sedicioso y traicionero sistema colonial español, porque aquel día los expedicionarios, desde las piedras de la orilla caribeña y el farallón rocoso, se abrieron paso en la Ruta Gloriosa que continuaría la gesta de 1868.
Durante 20 «días bellos y recios», transitaron desde entonces en el territorio guantanamero; pernoctaron en 13 campamentos y se detuvieron en cuatro lugares: Martí, Máximo Gómez, Marcos del Rosario, Paquito Borrero, César Salas y Ángel Guerra.
Hombres, mujeres y niños los acogieron en sus humildes bohíos, les ofrecieron afecto sincero, comida, agua, cuidados sanitarios, y los custodiaron en medio de una realidad escabrosa que admira, sufre y describe en su Diario de Campaña nuestro Héroe Nacional, quien recuerda entre otros detalles: el otorgamiento del cargo de Mayor General del Ejército Libertador, el combate de Arroyo Hondo, la primera vez que se le llama Presidente, y la Bandera, su bandera cubana bordada por la patriota guantanamera Juana Pérez…
Dicha grande la nuestra, los que hoy revivimos aquel episodio de honor, 128 años después. Repasando sus pasos, que también conviven en el tiempo con los de nuestro eterno líder histórico Fidel Castro Ruz, quien estuvo en estas costas una noche a la misma hora de la llegada de Martí y Gómez.
Imías repite como cada año la escena, una tradición que pervive en el tiempo ligada a la Jornada de la Cultura Municipal, y que inició desde el pasado 10 de abril con el coloquio De Playita a Vuelta Corta, presencia de Martí en Guantánamo, seguido de la velada martiana Es de jóvenes triunfar en Imías, para despertar el 11 de abril en el monumento nacional.
Entre cantos, danzas y vítores este día acontece el acto provincial justo frente al monumento de la Playita. La entrega de carnés del Partido y la Unión de Jóvenes Comunistas aporta más solemnidad a la actividad que se concluye con la partida de la Ruta Martiana, integrada por una selección de jóvenes ejemplares dispuestos a reeditar el trayecto de los expedicionarios.
El 12 de abril comenzará el ascenso, por San Antonio del Sur, que incluye la subida al Pico Pan de Azúcar y una acampada juvenil; en Manuel Tames acontecerá el diálogo intergeneracional, este 13 de abril; una intervención comunitaria se prevé el 24, en Arroyo Hondo; y el 26, en Vuelta Corta, concluirá el periplo, entre el recuento de las vivencias y el perenne homenaje a los patriotas que en esta ruta dejaron su huella imborrable para la historia patria.