Quien haya visitado en Polonia lo que fuera el campo de concentración de Auschwitz, no podría imaginarse nunca que este 5 de mayo de 2023, en la ciudad polaca de Glubczyce, se echara abajo el monumento de gratitud al Ejército Rojo, que liberó de los nazis a esa nación del este europeo.
Con expresiones de euforia para unos y de tristeza y vergüenza para otros, el mundo pudo ver, en vivo y en directo, las imágenes de este hecho, difundidas por el propio Instituto de la Memoria Nacional de ese país.
Relata Sputnik que el monumento derribado ahora, fue construido en 1945 para rendir tributo a los 676 militares soviéticos que murieron combatiendo a los nazis en esa zona. Formaban parte del Primer Frente que luego participaría en la liberación de los prisioneros del campo de concentración de Auschwitz.
Si nos acogemos a la historia, ambos lugares bien que pueden ser símbolos permanentes de gratitud y respeto. No obstante, según Europa Press, de los 500 monumentos que se levantaron en territorio polaco para reconocer la heroicidad del ejército soviético, en estos momentos solo quedan en pie unos 30.
Luego de la aprobación de una ley, en marzo de 2022, contra la «promoción del comunismo», se ha establecido una competencia antihistoria, con eso de destruir monumentos relacionados con la Unión Soviética.
La actual rusofobia y la propaganda de odio contra la nación eslava se ven expuestas en momentos en que los países de la Unión Europea, bajo la égida de Estados Unidos, se han plegado al mandato de Washington, tanto en la propaganda antirrusa como en la política de sanciones contra Moscú, y en el envío de millonarias cifras de armas y municiones a Ucrania.
En el caso polaco, la destrucción de parte de la historia de ese país, sobre todo la relacionada con la Segunda Guerra Mundial y el papel desempeñado por las tropas de la Unión Soviética en la liberación de ese territorio y la derrota de las fuerzas nazis, parece encaminado a hacer que las nuevas generaciones olviden que entre 1,8 y 1,9 millones de civiles polacos murieron a causa de la irrupción de las fuerzas fascistas alemanas.
Por muy incomprensible que resulte y por muy exacerbado que esté el odio como política antirrusa, será la historia la encargada de juzgar estos hechos y luchar para que no se vuelvan a repetir los campos de concentración como el de Auschwitz, escenario de torturas, trabajo forzado, ejecuciones y muertes en masa en las cámaras de gas allí instaladas por los militares alemanes.
Más de un millón cien mil personas, el 90 % de ellos judíos, murieron en Auschwitz antes de que ese campo de concentración y exterminio fuese liberado, el 27 de enero de 1945, por las tropas de la Unión Soviética.