El contexto nacional, con progresivas transformaciones económicas, define retos y nuevas oportunidades para el diseño. A fin de crear el sistema nacional de este sector, fue aprobado en el año 2023 el Decreto 88 del Consejo de Ministros, sobre el Diseño Industrial y de Comunicación Visual.
Llegar a este hito fue posible gracias al trabajo desarrollado durante décadas. «Fuimos pioneros en tener una oficina que se considera en sí la primera política pública. Gracias al pensamiento estratégico de Fidel, en 1980 se creó una organización con la misión de evaluar, desarrollar, formar y promover el diseño. Fue un verdadero ejercicio de osadía», afirma Gisela Herrero García, directora de la Oficina Nacional de Diseño (ONDI). La creación del Sistema de Evaluación y la constitución del Registro de Diseñadores también fueron pasos previos al contexto actual, frutos de casi 45 años de labor.
La aprobación de la Política y el Sistema, específicamente, responde a procesos que, entre otras actividades, demandaron la participación de profesionales de diversas disciplinas. Por su carácter, implica la necesidad de la permanente actualización.
«El Sistema Nacional está en construcción, y yo me atrevería a asegurar que está haciéndose a sí mismo, constantemente. Las disciplinas cambian, las nuevas tecnologías influyen y el pensamiento se transforma. Es por eso que los diseñadores debemos estar preparados para tomar las herramientas que permiten transformar una problemática en su contexto».
Si bien esta política es de las más jóvenes en el sector de Industrias, tiene presencia, de manera transversal, en cada una de las otras que conduce el Mindus: Desarrollo Industrial, Automática, Mantenimiento Industrial, Reciclaje, así como Envases y Embalajes.
Esta relación, a juicio de Gisela, es una fortaleza para la economía nacional. «Tenemos que estar al servicio de ella. No hay que estar ocupándose de poner el diseño en valor, una vez que la sociedad sea capaz de asimilarlo naturalmente, a partir de su comprensión por el entretejido industrial, el empresariado, y los decisores. Esto también depende del cambio de paradigma en su concepción y puesta en práctica. Es importante que sea visto como una inversión, y para lograrlo debe convertirse en un proceso que aporte valor. Cuando no se invierte adecuadamente, con el pensamiento estratégico que supone y con la capacidad de estudiar cuánto impactó ese beneficio, tiene muchas más posibilidades de ser visto como costo».
La transformación de conceptos y prácticas posibilita nuevos beneficios para la sociedad. «En una economía de resistencia como la nuestra hay que ver las cosas en contexto. El diseño que hace falta en Cuba es el que permita, cada vez más, a las ciudadanas y ciudadanos, acceder a prestaciones superiores, a mayor calidad de vida, a cultura del detalle… Y a mejoras claras en su vida diaria, desde objetos y producciones cada vez mejor solucionadas», puntualiza Gisela.
RESULTADOS Y RETOS EN LA NUEVA ETAPA
A casi un año de la aprobación de la política es posible hablar de resultados, posibles gracias al camino construido y a las acciones actuales.
«Existen nuevos diálogos con entidades y hemos logrado más alianzas. Los organismos han empezado a entender lo importante que es la evaluación como herramienta estratégica que los coloca en mejores condiciones, sobre todo comerciales. La estrecha relación con Industrias nos ha dado la posibilidad de relacionarnos más con este sector a partir de los cursos a directivos, jefes de desarrollo, comunicadores… También tenemos excelentes experiencias con las nuevas formas de gestión que han establecido diálogos con la Oficina para diferentes propósitos».
Los resultados se extienden a otros sectores. Un ejemplo es la Empresa Apícola Cubana (Apicuba), en la cual se materializaron transformaciones que respondieron a elementos detectados en la propia evaluación realizada a la entidad y a sus producciones. Se logra así trascender la asesoría para colocar a las entidades en mejores condiciones. «Con un pequeño giro, con pequeñas mejoras, es increíble cómo el resultado cambia y la dimensión que alcanza es diferente. Estas intervenciones añaden valor al producto y potencian la capacidad de gestión estratégica de la organización».
Otros aspectos positivos están relacionados con la comprensión superior, en todos los sectores de la economía, de que las estrategias de comunicación y de marca son imprescindibles. Tiene alcance, incluso, en la concepción y ejecución de espacios constructivos para la producción y los servicios.
Las prioridades en el camino por hacer son tan abarcadoras como el propio Sistema. «Es prioritario que continúen y se desarrollen más las actividades que van desde la introducción de estas nociones en las primeras edades, hasta la creación de soluciones adecuadas a los adultos mayores. En el ámbito organizacional, hay que lograr que tanto al diseño como a la comunicación se les mire como áreas claves del desarrollo de las empresas».
En todos los escenarios, las diferentes formas de relación son imprescindibles para aportar soluciones superiores. «Ahí está la mirada sistémica: en articularnos, en saber qué puede cada uno de nosotros, siempre con la mirada a los procesos».
Más allá de los retos, existe disposición para alcanzar nuevos resultados. Así lo confirma Gisela: «Sin voluntad política no estuviéramos donde estamos. Es una realidad. Hay una clara voluntad, vista incluso, en cómo la propia política de diseño logró ver la luz. Es una herramienta estratégica para conducir procesos de formación. Con esta mirada y el trabajo sistémico, el diseño transitará por un recorrido menos agreste. Mediador a veces y potenciador siempre de las economías, en nuestro caso es aún más importante que no sea visto como opción, ni que ocurra por accidente».