Razones para vernos en la plaza
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La Central de Trabajadores de Cuba, con lenguaje firme y razones que hablan por sí solas, convocó a celebrar este 1ro. de Mayo. Y hay un llamado mayor, el que hace la tierra que nos vio nacer; la que, martianamente dicho, «es ara y no pedestal»; la que «está hecha del mérito de sus hijos».
Lo que Cuba nos pide hoy no es un reclamo cualquiera. Cada tiempo es distinto, pero el que vive hoy el mundo pareciera haber aniquilado los últimos escrúpulos de la especie humana.
La mentira fabricada para manchar la verdad; la muerte impasible con músculos de triunfo, siempre que ganen los poderosos; la tergiversación de los más limpios derechos; el enriquecimiento de minorías cada vez más opulentas; un nuevo holocausto del siglo xxi, resultado de un fascismo que arrasa Palestina bajo las bombas, y que parece regresar y extenderse como un cáncer en otras latitudes; el silencio encubridor de los medios hegemónicos para denunciar tanto dolor humano, no daños colaterales; los genocidios descarados y los silenciosos; los bloqueos, las sanciones, la arrogancia a punta de cañón, son solo algunos de los males que pretenden imponerse.
Cuba, la que tanto estorba a tan brutales propósitos; la Isla rebelde del Caribe, que no baja la cabeza y resiste, a un altísimo costo, la guerra que el Gobierno de Estados Unidos le hace con insólitas medidas y un bloqueo económico sin precedentes; la que paga muy caro por preservar el espíritu de Fidel y honrar sus advertencias, es la que hoy nos llama a marchar junto a ella, este 1ro. de Mayo.
Cuba y su Revolución han sido siempre la Plaza, esa que quisieran ver vacía los verdaderos autores de los pesares más tristes del mundo actual, y de los nuestros, aunque se empeñen en negarlo.
Como pasa cuando hay guerra, son muchas las dificultades para vivir, porque al enemigo lo desvela que por más de 60 años sigamos vivos frente a sus narices, mientras aprieta la soga al cuello del país, cerrándonos las puertas del comercio, a base del chantaje y la presión contra los que se atrevan a mirar hacia Cuba.
Sin embargo, no será el agotamiento lo que marcará esta jornada de jueves en la que es preciso marchar por la esperanza, que no está detenida ni arrellanada. Los rostros que construyen, con la honradez de su trabajo y la creatividad de su talento, poblarán de fuerza y afirmación revolucionaria la Plaza, que es decir todas las plazas cubanas.
Grande es la manipulación mediática y en las redes de los enemigos para desmovilizar al pueblo y hacerle creer que su Gobierno es el responsable de la delicada situación. Así de indigna es la guerra de pensamiento que se nos hace; pero a la falaz y desesperada maquinaria se impondrá el decoro.
Cuba eligió, hace mucho, en qué lado plantar bandera, y lo sigue haciendo a pesar de conocer los grandes sacrificios y los enormes retos que implica; porque no ha sido distinto desde 1959; porque esta Revolución que ha costado sangre no es un modelo, sino una construcción que se adapta a los tiempos, a la escaramuza de los ataques, a la estrategia creativa de la resistencia.
Lo dijo Fidel, para todos los tiempos, hace 25 años, ante una multitud como la que desfilará mañana. Seguiremos siendo una Revolución movida por el sentido del momento histórico; que no teme ni pide permiso para cambiar todo lo que deba ser cambiado; que es bandera de la igualdad y la libertad plenas; que ve primero al ser humano; que no tiene otro camino que emanciparse por sí misma y con el esfuerzo de su propio pueblo, por encima de todas las fuerzas dominantes y afincada en sus valores; que no miente y es modesta, desinteresada, altruista, solidaria, heroica, audaz, inteligente, realista y elevadamente ética.
Mañana estará Cuba en la plaza, porque ni un bloqueo que persigue matarnos, ni la inmoralidad de señalarnos como país terrorista, podrá quebrar «la convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas».
Estaremos en la plaza porque, aun en las más duras dificultades, permanecemos unidos, independientes, socialistas, internacionalistas y guiados por el sueño de que la justicia plena se impondrá a las ambiciones sobre Cuba, y a todas las que corroen el mundo.
La Patria será bandera, y el desfile del 1ro. de Mayo otra vindicación de esa Cuba que hoy nos pide acompañarla.