Que la Isla de la Juventud se convierta en ejemplo de desarrollo local.
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- Que la Isla de la Juventud se convierta en ejemplo de desarrollo local.
Tomás Betancourt respondió todas las preguntas que el Presidente de la República le lanzó. ¿Qué tipo de semillas usan? ¿Cuántas plantas siembran por hectárea? ¿Cuál es la plaga que más daño le hace al cítrico en la Isla de la Juventud? ¿Qué métodos usan para eliminarla?
El muchacho, de 25 años, ingeniero agrónomo formado en la Universidad pinera, habló, con la serenidad de quien se dedica a lo que de verdad le gusta, sobre las plantaciones en fomento que en cinco años entrarán en producción, de las 555 plantas por hectáreas y del «minador de los cítricos», la plaga que le está dando trabajo en Cerro Azul, el polo productivo a donde en la mañana de este viernes llegó Díaz-Canel, como parte de la visita del Consejo de Ministros al municipio especial: la primera que se logra concretar, después de varias planificadas y luego suspendidas por eventos climatológicos.
En diálogo con el joven, el Jefe de Estado lo conminó a seguir con su preparación, a aprender todos los días y a innovar tanto como pudiera. Estás muy preparado, le dijo, y puedes ayudar mucho. Solo hay que darte las posibilidades para que te desarrolles, indicó el mandatario mirando a los directivos del lugar, responsables del futuro profesional de Tomás, el guantanamero que a los tres años llegó a la isla pequeña.
Allí, a pie de surco, Díaz-Canel conoció detalles del programa de desarrollo del cítrico en la Isla de la Juventud –un pasado que se anhela y bien podría convertirse en futuro–, el cual comprende la siembra de 2 000 hectáreas de toronja, 472 de naranja y 90 de lima.
Las inversiones previstas, aún talón de Aquiles, no han podido contar con todo el financiamiento necesario. Según se supo, se avanzó en la creación de un vivero tecnificado, con capacidad para producir las posturas necesarias de 210 hectáreas anuales de siembra, y en la ejecución de sistemas para conductoras de agua y máquinas de riego.
En este, y todos los puntos del recorrido, el mandatario cubano se interesó por el salario de los trabajadores –en Cerro Azul sobrepasa los mil pesos, que todavía es bajo, y dependerá de las producciones que logren en sus 26 hectáreas en desarrollo–; por la preparación para asumir la Tarea Ordenamiento, que no es una varita mágica, pero irá resolviendo viejos problemas; y por los encadenamientos productivos con el sector del turismo y la Zona Especial de Desarrollo Mariel, que permiten a las empresas retener buena parte de la divisa.
De estos asuntos había hablado antes en la Granja para la ceba de pollos y pavos, del consejo popular de La Fe, por donde había iniciado la visita. A la par, el vicepresidente, Salvador Valdés Mesa; el primer ministro, Manuel Marrero Cruz; los seis viceprimeros ministros; y titulares de varias carteras, desandaban también la Isla de la Juventud, de una punta a otra.
QUE EL DESARROLLO SEA LOCAL Y SOSTENIBLE
Un concepto definió prácticamente todo el recorrido del Presidente de la República por la Isla de la Juventud: en el municipio están las principales potencialidades para el desarrollo de la nación y en ese espacio vital hay que buscar cada idea y recurso que se pueda aprovechar. Si hay un territorio que puede convertirse en espejo para la nación en este sentido es justamente la Isla de la Juventud, reconoció el Jefe de Estado.
En su agenda, prevista para conocer algunos de esos emprendimientos locales, el mandatario visitó la Granja de ceba de pollos y pavos. Allí volvió sobre la necesidad de los encadenamientos productivos con la industria y de utilizarlo todo, incluso los residuales. Se interesó por el salario de los trabajadores, que ronda los 700 pesos en moneda nacional, y no es mayor por las trabas que aún persisten en los sistemas de organización empresarial; y sobre otros asuntos que llevan a un mismo y estratégico punto: cómo hacer más con nuestros propios recursos.
Queremos un desarrollo local, insistió a los trabajadores y directivos que lo acompañaban, y eso implica «alcanzar un desarrollo sostenible, buscar potencialidades en las fuentes renovables de energía y que todo lo que se haga pueda tener un encadenamiento productivo».
Porque el desarrollo local, aseveró, es uno de los caminos para mejorar la calidad de vida del pueblo: genera empleo, da alimento a la población y permite relaciones con varios sectores, entre ellos el turismo.
Ya en Gerona, el Presidente de la República estuvo en la Empresa Pesquera Industrial Pesca Isla, que comercializa la langosta en diferentes surtidos, también el pepino de mar, la tenca, la claria, entre otros. Al recorrer sus áreas de producción, el Presidente Díaz-Canel conoció sobre los variados surtidos que se venden a la población, en conformados de croquetas, albóndigas, hamburguesas, embutidos y filetes.
El intercambio con directivos y trabajadores condujo al tema de la exportación, que se hace difícil desde la Isla de la Juventud, porque dependen de una empresa ubicada en la capital; por tanto, no reciben incentivos, ni les es estimulante hacerlo. Un asunto, indicó el mandatario cubano, que se tiene que resolver y hay que crear las facilidades para que el municipio especial pueda hacerlo directamente.
Diversas son las áreas en la Isla de la Juventud donde se ponen a punto viviendas o se edifican otras, pues también aquí constituye una prioridad mejorar el fondo habitacional. Y para ver cómo se ejecuta en la base todo lo que se ha diseñado para respaldar la Política Nacional de la Vivienda, el Presidente incluyó en su recorrido matutino la visita a un polígono de construcción, donde se ha previsto edificar unos 500 inmuebles, en el plazo de cinco años, a partir del plan estatal, la entrega de subsidios, los destinos a la política demográfica y el esfuerzo propio.
«Hay que cumplir con el plan», fue el reto dejado allí por el Jefe de Estado, tras recorrer algunos de los inmuebles en ejecución mediante el sistema constructivo Sandino y el empleo de bloques.
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