En el transcurso de estos dos últimos años –por hablar solo de lo más reciente– los retos para la economía cubana no cesan. Podríamos hablar del arreciado bloqueo y de la pandemia y sus consecuencias económicas, que han sumado dígitos a los altos precios que paga Cuba para la adquisición de materias primas y su transportación.
El otro escalón de esos desafíos ha sido la Tarea Ordenamiento y, con ella, las respectivas transformaciones en casi todos los ámbitos económicos, incluyendo especialmente las empresas estatales; y cualquiera de ellas, sin importar el sector, puede ser protagonista en este relato.
Por ejemplo, la Empresa de Envases y Recipientes Metálicos Envametal, del Grupo Empresarial de la Industria Sideromecánica (Gesime), perteneciente al Ministerio de Industrias, ha tenido que ajustarse tanto a las nuevas ventajas que trajo 2021 como a sus dificultades, siendo proveedora esencial para sectores estratégicos como la agroindustria no azucarera y la industria alimentaria.
Con producciones como los envases de hojalata, bidones de acero, cántaras para leche, entre otros recipientes destinados a alimentos, aceite, pinturas y agua, entre otros, Envametal, durante los dos últimos años, superó solo el 60 % de su plan, y las razones las dio a Granma su directora, Nelly Toirac Castaño.
Explicó que Envametal, que importa el 90 % de su materia prima, ha tenido que desafiar la falta de liquidez financiera para la adquisición de recursos, y ha hecho frente al incremento de los precios de los aceros y del aluminio, que impacta de forma directa en el precio de las materias que demanda.
Además, dijo, no son pocas las dificultades con el incremento de los fletes de las mercancías, y la escasez de contenedores para su transportación.
Específicamente, la producción de bidones (conocidos popularmente como tanques de 55 galones), no tuvo oportunidad de cubrir toda la demanda del país, quedando por debajo de la cifra media pactada.
No obstante, afirmó la directiva, la entidad, desde el cuarto trimestre del pasado año, trabaja con créditos comerciales otorgados por los proveedores para la importación de las materias primas necesarias para la producción de los envases metálicos de hojalata, destinados a la conservación de alimentos, y también se encuentran los bidones de acero de 210 litros para la zafra del tomate.
CAMAGÜEY APORTARÁ MÁS ALTERNATIVAS
Un paso importante en el propósito de llegar a cubrir las demandas de la actividad exportadora y del desarrollo agroalimentario del país constituirá la puesta en marcha, en Camagüey, de la primera línea de producción de la fábrica de envases flexibles, prevista para el mes de julio próximo.
La inversión, a cargo del Grupo Empresarial Geocuba, concibe la instalación, de manera gradual, de otras tres líneas, a partir del empleo de tecnología de avanzada que garantiza la calidad de la producción terminada.
El director de la planta, el ingeniero Yonier Leyva Rivero, refirió que, una vez en explotación, la fábrica beneficiará a clientes de las industrias alimentaria, cárnica, láctea, confitera, pesquera, de aceites comestibles, de bebidas y refrescos, procesadoras de café, biofarmacéutica, de cosméticos y de productos de higiene.
Entre las ventajas de la novedosa tecnología se encuentran la disminución de los residuos que genera, el consumo energético, el volumen de almacenamiento, el peso del embalaje y el costo de transportación, atributos que hacen del envase flexible un producto atractivo, seguro y económico.
Como productos para comercializar, el directivo mencionó las bobinas para el llenado automático de bolsas de aceite, leche o yogurt; los envases asépticos para diferentes surtidos sólidos, en polvo o líquidos, y los tubos colapsibles para la pasta dental.
Además del impacto favorable que tendrá en la sustitución de importaciones, la fábrica de envases flexibles que se construye en Camagüey contribuirá al desarrollo industrial de la localidad, y generará nuevos empleos, todo ello sin afectar el entorno, pues el equipamiento tecnológico es amigable con el medio ambiente.