Orta cumplió, aunque vino por más
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PARÍS.–No salió conforme el día anterior y ayer tampoco. Nadie se exige más que él. Luis Orta Sánchez vino a estos Juegos Olímpicos a reeditar su triunfo de la cita anterior en Tokio-2020, cualquier otro resultado lo dejaría en deuda consigo mismo.
El hijo del barrio habanero de La Güinera habló con el pecho apretado. «No puedo decir que salgo insatisfecho, porque le di otra medalla a mi país, pero sabes que no era la que perseguía».
Nos contó que, en el combate de cuartos de final, con el que a la postre terminó campeón, el iraní Saeid Esmaeili, tuvo varios descuentos, y no se encontró en esa pelea.
«Tengo que agradecer mucho a mis entrenadores por sacarme de ese mal momento, a Trujillo, a Milián».
Dijo que ellos fueron los que lo hicieron regresar al nivel competitivo para buscar un tercer lugar «que para nada fue fácil. En esta división de los 67 kilogramos hay mucho nivel».
En este peso, a diferencia de los 60, cuando se tituló en la capital japonesa, casi todos los adversarios lo superaban en estatura, lo cual hizo que redoblara sus esfuerzos.
–¿Hoy (ayer) fuiste más Orta que el primer día?
–Siempre soy el mismo, no me salieron las cosas con Esmaeili, quien es un gran competidor. En este segundo día no hubo otro Orta, era el mismo, con los ajustes necesarios para vencer.
–Cuando ganaste la primera medalla olímpica competiste antes que Mijaín, ahora lo hiciste al siguiente día. ¿Qué te dijo el Gigante de Herradura?
–Ese es un fuera de serie, no dejó de apoyarme en ningún momento de la competencia. Él sabe cuánto hay que hacer para reponerse y retomar el camino de una medalla, aunque no sea la que tenías en mente.
«Le agradezco mucho por ese respaldo, pero, sobre todo, por vivir en su tiempo y estar a su lado; con él no solo aprendes lucha, aprendes a no perder».
–¿Cómo viviste esa quinta victoria suya?
–Con todo el corazón.
–¿Ya celebraron?
–Lo haremos ahora, antes no podía porque estaba en la competencia. Pero les digo algo, se va a retirar porque le da la gana, no hay 130 kilogramos en el mundo que le puedan ganar.
–Sabemos que eres un hombre de familia. Hoy con dos medallas olímpicas, un título mundial, la condición de mejor luchador del mundo… ¿Qué le toca a ella de todos esos lauros?
–Todo, porque mi familia es mi inspiración. Recuerdas que en Tokio mi hija ya había nacido. Para Bianca, es esta otra medalla que luché con todo mi amor, por ella y por su mamá.
–¿Qué viene ahora?
–Descansar y estar con mi hija, que es mi campeona.