Autoridades ambientalistas de los países miembros del G77 + China, dialogan este martes, en La Habana, acerca de cooperación sobre el uso de la ciencia, la tecnología y la innovación a favor del clima, el medio ambiente y como impulso al desarrollo sostenible.
Con la presencia de la vice primera ministra, Inés María Chapman, la reunión propuso impulsar la unidad, la solidaridad, la cooperación y el trabajo por la materialización de proyectos desde el Sur, en apoyo a la recuperación postpandemia de nuestros ecosistemas y atendiendo a las necesidades y particularidades de nuestros países.
También debatieron en las problemáticas del cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la degradación de los suelos, la contaminación por plásticos, desechos peligrosos y sustancias químicas diversas, entre otras problemáticas ambientales.
Al inaugurar la cita, la ministra cubana de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Elba Rosa Pérez, argumentó los apremiantes desafíos que atraviesa la humanidad en un periodo de crisis multidimensional que, de manera desproporcional, impacta con mayor fuerza sobre los más vulnerables.
«Hoy estamos comprometidos con la negociación de un instrumento jurídicamente vinculante para la contaminación por plásticos fundamentalmente en el medio que refleje diversas alternativas para abordar el ciclo de vida de los plásticos desde el diseño de sus productos hasta el manejo de los desechos.
«Sin embargo, las obligaciones que se adquieran deben estar acompañadas de recursos financieros, de capacidades y el acceso a tecnologías, en especial aquellas que son necesarias para introducir sustitutos de los plásticos de un solo uso», precisó la titular cubana.
Reconoció la gravedad del daño causado por el modelo de desarrollo depredador y consumista que pone en riesgo el cumplimiento de los objetivos y metas para la consecución del desarrollo sostenible en 2030, adoptados en Naciones Unidas hace poco menos de diez años.
Ese modelo tiene un impacto en la calidad de vida del hombre, su entorno e infraestructura, algo que debe hacerse si queremos llegar a una realidad diferente para las actuales y futuras generaciones. «En ese sentido, es importante implementar la estrategia global para el consumo y producción», afirmó.
«Un reto de semejante magnitud en el que descansa la supervivencia de las actuales y futuras generaciones solo puede enfrentarse con una sólida voluntad política y el uso creciente de la ciencia, la tecnología y la innovación», añadió la ministra cubana, quien adelantó el contenido de la estrategia cubana definida en la Tarea Vida.
Para el 2030 nos hemos trazado metas ambiciosas como el incremento de la superficie boscosa hasta el 33 %, la mejora de los suelos en el 65 % del área agrícola, el incremento en un 15 % del reúso del agua, la reducción gradual del plástico de un solo uso, la prevención y enfrentamiento de los delitos e ilegalidades que afectan la flora y fauna silvestre, el 24 % en la generación de energía a partir de fuentes renovables, así como mayor uso de un transporte terrestre más bajo en emisiones, entre otras, señaló.
El principal obstáculo ante estos retos está en el criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos hace más de 60 años y recrudecido durante el periodo pandémico, señaló, alertando que «sin bloqueo, nuestro país tendría para estos propósitos más acceso a financiamientos, insumos, tecnologías y menos limitaciones para el desarrollo de la cooperación internacional, en especial la cooperación Sur-Sur».
La reunión se realiza en el marco de la Convención de Medio Ambiente, que tiene lugar en la capital cubana del 3 al 7 de julio.