Tal vez ninguna expresión deportiva alcance a transmitir el sonido de nuestra gente, sus sentimientos, o sus colores. Quizá no haya otra manera más fiel de mostrar nuestras esperanzas o el imaginario popular que nos abraza, mediante una emulación pacífica en el escenario competitivo, que el Beisbol5.
Cuba ha vuelto a titularse campeona del mundo, en la lid celebrada en Hong Kong. Con las electrizantes jugadas a la defensa, con una ofensiva que, salidas de sus manos, derribó cuantos árboles tenían los bosques que desafiaron; y con veloces piernas que devoraron sus bases, las muchachas y los muchachos pasearon el acervo cultural de su pequeña nación por toda la geografía mundial.
Quién en esta Isla beisbolera no le dio a la pelotita, en su cuadra, usando el cuadrado perfecto de las esquinas de las calles. Así emulamos a los grandes dioses del diamante, y de niños ya nos creíamos campeones.
«Por segunda vez Cuba es campeón mundial de Béisbol5. Los muchachos del cuatro esquinas llegaron invictos a la final y en el partido decisivo vencieron a Japón. Felicidades campeones. Gracias por defender con pasión un deporte nacido en la médula de la Patria: nuestros barrios».
Así lo evocó un cubano que tampoco se perdió las emociones de las cuatro esquinas; así lo dijo el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al felicitar al equipo que volvió a dirigir, con sabiduría y certeza, Pablo Terry.
Desde el día 7, hasta el pasado sábado, vimos en los jugadores del Beisbol5 la belleza de nuestras raíces, que hicieron germinar, para el mundo, esta disciplina. La alborada, para regalárnoslo como deporte, ya incluido en los Juegos Olímpicos de la Juventud, es el fruto de esa inteligencia que habita a los cubanos, de su resiliencia, pero también de su creatividad para transformar la comunidad en un estadio, en el cual se suceden muchos juegos, para retar al cuarteto que se mantiene ganando.
Es de sano orgullo que hoy la Confederación Mundial de Beisbol y Softbol, en la internacionalización y crecimiento de sus deportes, haya desarrollado vertiginosamente el Beisbol5, y más aún que su propio Presidente, Ricardo Fraccari, al exponer la nueva modalidad competitiva, en noviembre de 2017, expresara.
«Vimos en La Habana, en uno de nuestros viajes, lo que ustedes conocen como Cuatro esquinas, y lo asumimos, con ligeras variaciones, y ya lo hemos probado con éxito en lugares como la India y países de África. Tenemos que entrar en países en los que el beisbol no es un deporte principal. Sabemos que muchos de ellos no tienen terrenos, ni guantes ni bates, pero con esta modalidad vamos a lograrlo».
Luego, en ese mismo momento, el día 23 de ese mes y año, le puso un sello de identidad: «Decidimos presentarlo en Cuba, porque aquí nació».
En menos de un año, la Mayor de las Antillas ya tenía campeonatos nacionales, se lanzó al calendario internacional de la wbsc, y desde entonces ha ganado en cuanto torneo ha participado, desde regionales hasta mundiales, en las categorías de mayores y juveniles.
El Beisbol5 se parece a Cuba, y claro que está en las venas del beisbol, cual su mayor expresión popular. También está en la esencia de una sociedad que no ha cejado en sus principios inclusivos y de la emancipación de la mujer. Cuánta emoción despertó ver a Haila González con el trofeo femenino al mvp (Jugador Más Valioso del Mundial), el mismo título que recibió Briandy Molina, por segunda vez consecutiva; o a sus compañeras.
Esta joven expresión, orgullo patrio, es hoy el mejor deporte colectivo del país.