El 11 de diciembre de 1964, desde la Organización de las Naciones Unidas, en su XIX Periodo de Sesiones, Ernesto Guevara lanzó un mensaje de batalla y de esperanza: «Porque esta gran humanidad ha dicho ¡Basta!, y ha echado a andar. Y su marcha de gigante ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia».
Sus palabras nos guían como un rayo en un planeta de tinieblas, como cuando convocó al fin del colonialismo en las regiones saqueadas de África y América Latina, y defendió la necesidad de extender la coexistencia pacífica a todas las naciones, para asegurar la paz y enfrentar la concepción imperialista de esa convivencia.
Además, reconoció la importancia de demoler la dicotomía entre explotados y explotadores, y terminar la burla de la voluntad de los pueblos. Reafirmó la idea de Fidel Castro Ruz sobre el cese de la filosofía del despojo como la forma de eliminar la justificación de la guerra.
Trasladó la postura de Cuba de contribuir al desarme general y destruir los artefactos termonucleares, así como en lo referido al respeto de las fronteras de Estados vecinos. En ese sentido, resaltó la urgencia de desmontar las bases militares extranjeras.
De igual forma, expresó la apertura al restablecimiento de vínculos con los países latinoamericanos sobre bases de igualdad, y emplazó a Estados Unidos como perpetuador de la opresión.
El Che nos habla desde siempre, para preguntarnos hacia dónde decide marchar esta humanidad. ¿Hacia el abismo o hacia la libertad?