Juventud cubana, participar desde la diversidad
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Por: Ania Terrero.
Durante las últimas semanas, Catherin Maitzú trabajó como voluntaria en la fase 3 de los Ensayos Clínicos de Soberana 02. Digitalizó informes, organizó salas de espera y asistió al personal de salud en la coordinación, casi matemática, de un vacunatorio donde cientos de personas recibieron la primera dosis de uno de los candidatos vacunales contra la COVID-19 en los que trabaja Cuba.
Antes estuvo varias veces en los centros de aislamientos para contactos y sospechosos, fue mensajera de los Servicios de Atención a la Familia y apoyó la labor de los puestos de mando municipales, que gestionan el enfrentamiento al virus. Estudiante de tercer año de Ingeniería Industrial en la Universidad Tecnológica de La Habana “José Antonio Echeverría” (CUJAE), Cathy -como le dicen sus amigos-, no estuvo en pausa ni un minuto durante los últimos doce meses.
Para otros la llegada de la pandemia significó una interrupción obligatoria de la vida cotidiana y pasar mucho tiempo en casa. Ella, como Karla, Andrés, Mario, Daniela y muchos otros universitarios cubanos, sustituyó sus rutinas habituales de estudio, organizaciones estudiantiles y diversión por cualquier tarea en la que fuera útil.
No fueron los únicos. En estos tiempos duros, de probarse, la juventud cubana estuvo en áreas claves de respuesta a la pandemia: en las zonas rojas, atendiendo casos graves y críticos de la enfermedad; en los laboratorios especializados, procesando las miles de muestras que el Dr. Durán refiere cada mañana; en las labores agrícolas, garantizando alimentos para la población; en los centros investigativos, diseñando vacunas para inmunizar a la Isla.
Ocupan, además, puestos importantes en los ministerios, empresas e instituciones que afrontan un ordenamiento económico imprescindible para el país. Trabajan como emprendedores, aportando alternativas de desarrollo. Destacan en la gestión gubernamental, en la enseñanza a distancia, en los espacios productivos, en los servicios públicos y en los negocios privados, entre otros sectores.
En medio de las celebraciones por el aniversario 59 de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y el 60 de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM), una mirada a las diferentes labores realizadas por muchachos y muchachas de toda la Isla durante el último año demuestra que la nación cubana también se construye en clave joven.
Investigaciones recientes del Instituto Cubano de Investigación Cultural (ICIC) Juan Marinello y del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS) confirman esta realidad: una buena parte de los jóvenes participan activamente en la vida social, económica y política del país.
No obstante, alertan, diferentes mediaciones relacionadas con sus condiciones de vida, sus aspiraciones y proyectos, el consumo cultural y el acceso a Internet y otras tecnologías, influyen en los modos en que lo hacen.
Vale la pena, entonces, prestar atención a la diversidad que los caracteriza para pensar el trabajo de sus organizaciones y políticas públicas que los convoquen a todos. Sobre consumo cultural, acceso a las tecnologías y participación, Cubadebate conversó con la socióloga María Isabel Domínguez, coordinadora del Grupo de Estudios sobre Juventudes del CIPS, y con el investigador del centro Marinello, Pedro Emilio Moras Puig.
A partir de las investigaciones realizadas en ambos centros, ¿hacia dónde apuntan los gustos e intereses de la juventud y adolescencia cubana en la actualidad?
María Isabel Domínguez comentó algunos de los resultados de tres investigaciones realizadas en el CIPS, integradas al Programa Nacional Sociedad Cubana. Los estudios abarcaron los intereses de la juventud sobre la educación superior, el contexto laboral en que se mueve y los usos sociales que hace de las tecnologías de la información y las comunicaciones, especialmente su presencia en las redes, el acceso y uso de Internet.
Insistió en que no es posible hablar de las juventudes cubanas en su conjunto. Hay que considerar la diversidad socioeconómica y sociodemográfica que la marca, como el género, la orientación sexual, el color de la piel, la ubicación territorial, los niveles educacionales, las ocupaciones, entre otras condiciones.
“Todo eso marca un entramado que tiene también sus expresiones en el ámbito de las subjetividades, de los intereses culturales, de aquellas cosas que representan sus aspiraciones, sus proyectos de vida, sus intereses”.
Además, una aspiración que marca a una buena parte de las juventudes es la de realizar estudios, “aún cuando sean grupos en donde no se logre materializar, pero existe el interés en graduarse de la universidad, para adquirir conocimientos, estatus social y garantizar una estabilidad económica”.
Junto a la formación profesional, otros intereses se centran en obtener mejores condiciones materiales de vida: mejorar sus ingresos, vivienda, transporte. Siguen predominando las aspiraciones referidas a la familia, pero tiene un peso importante el deseo de viajar, de conocer otros países.
Añadió que una de las áreas de aspiraciones insatisfechas de las juventudes previo a la pandemia tiene que ver con la recreación y las diversas maneras de ocio, por sus altos costos.
Por su parte, Pedro Emilio Moras comentó que las investigaciones realizadas en el Marinello dan cuenta de la diversidad de prácticas culturales de adolescentes y jóvenes. “En estas edades se focaliza la mayor diversidad e interacción con los diversos campos de la cultura”.
Explicó que predomina un mayor uso del espacio privado, del propio ámbito doméstico, que del institucional y público, aunque este último también tiene una fuerza importante, ya que jóvenes y adolescentes tienden a construir espacios de socialización en parques y plazas de las ciudades donde habitan.
El consumo mediático, añadió, es altamente importante en estas edades. Tiene que ver no solo con la programación de la televisión nacional, sino también con consumos alternativos.
¿Qué patrones marcan su consumo cultural? ¿Desde donde reciben las principales influencias?
La investigadora del CIPS comentó cómo los patrones que influyen actualmente en la juventud cubana están muy relacionados con las tendencias internacionales con las que empiezan a relacionarse. Implican marcas generacionales que se traducen en elementos de gustos musicales, la moda, la estética, el cuidado del cuerpo, cuestiones medioambientales, preocupaciones de género, entre otros temas de preocupación y ocupación que quizás en momentos anteriores no estaban tan presentes.
En función de ello, explicó Domínguez, persisten las influencias tradicionales que vienen del contexto nacional, de la familia, de las escuela, de sus comunidades, de sus organizaciones, pero sin dudas es una generación más marcada por la presencia de esos otros espacios.
Desde el Marinello, Moras coincidió en que los patrones que más están incidiendo en los modelos culturales de los jóvenes tienen que ver, en buena medida, con el acceso a Internet y las interacciones virtuales, que suceden por esta vía. Ver más en sitio cubadebate.

