Industria del reciclaje en Cuba: Recuperar valores y diseñar nuevos caminos hacia el desarrollo.

Jorge Luis Tamayo Díaz, presidente del Grupo Empresarial de Reciclaje, al intervenir este martes en la Mesa Redonda, abundó en los resultados, problemas y retos de la industria cubana del reciclaje.

Entre los antecedentes, mencionó cómo en 1961 el Che tuvo la visionaria idea de crear —hace 60 años— una organización dedicada al reciclaje, impactando así en la recuperación de productos y en la sustitución de importaciones.  

En esos momentos existía también una situación tensa en el país y ya en esa fecha el Che designa a la organización de recuperación de materias primas como recuperadora de valores. En el año 1963 el Guerrillero Heroico dijo: Recuperación de Materias Primas existirá siempre que el costo de la recolección de los productos sea inferior al de su importación. 

Su impacto no solo alcanza a la economía, sino además la protección del medio ambiente. 

Hoy, en el complejo escenario que vive el mundo y, por tanto Cuba, debido a los efectos de la pandemia, contexto agravado por el recrudecimiento del bloqueo estadounidense hacia la Isla, los objetivos de sustituir importaciones y de aportar ingresos por las exportaciones adquieren una mayor relevancia para los 6 000 trabajadores estatales que conforman la nómina de la fuerza laboral en esta industria, junto a los más de 4 000 trabajadores por cuenta propia con que cuenta el sector y otros, de distintos sectores de la economía, que participan en esta noble tarea. 

No obstante la compleja situación, aseveró, “se ha demostrado que el país ha resistido y que avanza”. Se nos ha convocado en la dirección de trabajar en nuevas políticas, nuevas estrategias, medidas y acciones que permitan un mayor aporte al desarrollo de nuestra nación.

Desde 2012, cuando se aprueba la nueva política de reciclaje, el Grupo Empresarial se encuentra volcado en garantizar el cumplimiento y efectividad de la misma.

¿Cuáles son los principales aportes del reciclaje a la economía del país en el primer trimestre de 2021?

De acuerdo con Tamayo Díaz, se recuperan 46 000 toneladas de desechos reciclables, de ellas: 35 000 de chatarras metálicas y 11 000 de desechos no metálicos.

Estos desechos reciclados van directo a programas de alto impacto, es decir, que aseguran el suministro a sectores estratégicos de la economía, como:

• Chatarra ferrosa para la producción de acero y sus derivados para la construcción
• Chatarra de cobre utilizada en la fabricación de cables para el programa electroenergético.
• Desechos de papel y cartón para producciones varias, entre las que destacan bandejas para huevos, dentro del programa alimentario.
• Envases de vidrio para la producción de alimentos y medicamentos, tan necesarios hoy, principalmente en esta batalla que se libra en el ámbito epidemiológico. 
• Envases textiles para el programa alimentario.

En estos primeros tres meses, y basados en las más de 46 000 toneladas de productos reciclados y el costo del reciclaje en Cuba —recuperación, procesamiento y entrega, los procesos de agregarle valor al producto—, se han podido aportar a la economía del país más de 30 millones de dólares.

Como resultado de las nuevas medidas aplicadas para el fortalecimiento del sistema empresarial y el fomento de la innovación y el desarrollo en la industria, se comienzan a introducir nuevas prácticas que solucionan problemas complejos enfrentados por la organización. Estamos convencidos, dijo, de que a corto y mediano plazos se incrementarán los aportes de la industria del reciclaje  y estos contribuirán  al fomento de la economía circular —tan necesaria en el país—, que se ha convertido en un paradigma en busca del desarrollo sostenible, proponiendo diversas estrategias en toda la cadena de producción y uso de los productos y servicios.

Asimismo, enfatizó, se presenta como alternativa al modelo lineal; al tiempo que permite responder a la recuperación, al reúso, reutilización, reparación. De lo que se trata es que, en ningún momento desde el diseño del producto que se origina, este se convierta en un residuo sólido. 

Trascendieron también las visitas recientes del presidente de la República a experiencias de economía circular en formas no estatales de gestión, como concepto del cual se ha ganado en conocimiento y que se va extendiendo a otros actores económicos. Algo que, en el ámbito del reciclaje constituye un concepto fundamental en lo que se ha pensado como política.

El presidente del Grupo Empresarial del Reciclaje compartió la experiencia exitosa de Villa Clara, que se ha traducido en el fomento de la innovación y del desarrollo, importante además en la identificación de nuevos productos, la activación de integrantes de la ANIR en función de las demandas de la organización, unido a los aportes de colectivos laborales con 60 años de “saber hacer”, la captación de jóvenes universitarios... Todo ello ha ayudado a que, hoy, de las manos de los recuperadores comiencen a salir todos estos productos. Y así llevar, a través de la capacitación, la importancia de la economía circular como concepto y alternativa. 

Recordó cómo el general de Ejército ha insistido en que la principal fuente de riqueza es el ahorro. Hoy ese llamado supone la necesidad de que “nada se deseche, que nada se desperdicie; sentirnos todos que somos actores fundamentales, dentro de este proceso que es la recuperación de los desechos reciclables a insertar nuevamente a la industria”. 

Tamayo Díaz insistió en el impacto ambiental que implica. de manera directa, toda acción que permita recuperar productos y devolverles su vitalidad, incluyendo cómo evita la tala de árboles, por ejemplo.

Al referirse al resultado de las nuevas medidas aplicadas, subrayó que una de las fortalezas del Grupo radica precisamente en la aplicación del esquema descentralizado del financiamiento en divisas. El 80% de los ingresos que reciben los recuperadores —las organizaciones— por concepto de las exportaciones, se pueden utilizar  para reaprovisionamientos de equipos, piezas, accesorios necesarios para poder ejecutar su actividad.

Nosotros no producimos esos desechos, sino que trabajamos con los desechos que se generan en las distintas actividades, tanto productivas como de servicios, añadió. “No es un secreto que todas los esfuerzos de la dirección de este país han sido en atención directa de la población cubana”. 

¿Para qué se utilizan los 80 centavos que reciben por cada dólar exportado; hacia dónde van esos beneficios? Piezas de repuesto, pequeñas inversiones, la adquisición de nuevos equipos, son algunos de los beneficios directos. Se han comprado, además, 150 motos eléctricas que permiten el acercamiento del trabajador al área de la recuperación.

El salto empresarial tras el cambio de mentalidad: De intermediarios a ofertar productos finales

En otro orden, señaló Tamayo Díaz que se incorporan a esta industria del reciclaje otros productos que anteriormente no figuraban entre los objetos de interés reciclable, ejemplo: las botellas personalizadas.

Se cambia también la manera de hacer del proceso de desguace de embarcaciones. El objetivo de este antes era solo aportar chatarra, hoy no es así: estamos hablando de esa misma etapa y lo que se nos ha pedido es el desmonte de embarcaciones; todo lo que sea reutilizable y se pueda aprovechar, llevarlo a estos programas o actores de la economía que lo necesitan, puntualizó. 

Se fabrican, por primera vez de las manos de nuestros recuperadores, nuevos productos, es decir, se cierra el ciclo completo del desecho (recuperación, descontaminación, procesamiento y fabricación del nuevo producto). Ahí se da el salto de ser intermediarios a ofertar productos finales. 

De hecho, uno de los objetivos de trabajo antes de que finalice el año, es que todas las organizaciones se incorporen a la fabricación de nuevos productos, reforzó. 

Hay que buscarle el incremento del valor agregado a los productos. Y, para ello, una de las principales acciones es la clasificación al detalle. De ahí que se trata de evitar que un producto se convierta en residuo sólido urbano, porque implicaría un alto grado de contaminación y tecnologías de las que no se disponen. En este tipo de desechos, por ende, hay que accionar antes de que estos lleguen a la basura. De ahí que se priorice consolidar la estrategia para llegar a la población.

Otra de las prioridades apunta a la introducción del comercio electrónico para lograr ingresos en divisas, que permitan financiar producciones y mantener los precios de compra a la población en moneda nacional. 

Todo esto ha sido posible gracias al fortalecimiento y a la potenciación de las actividades de investigación, innovación y desarrollo. En este sentido, vale destacar la firma de 23 convenios con universidades de todo el territorio nacional. Se organiza el Consejo Técnico Asesor, la rúbrica de alianzas estratégicas entre el Grupo de la Electrónica y el de Reciclaje, así como la creación del Observatorio Tecnológico del Reciclaje. 

Respecto al diagnóstico realizado al interior del Grupo, resaltó que el 25% de toda la fuerza laboral es menor de 35 años y, dentro de ellos, hay más de 950 universitarios; 200 resultan menores de 30 años, de los cuales 63 son másteres.

“Es decir, la fuerza de trabajo, joven, con el saber hacer y con la experiencia de 60 años, la tenemos dentro de nuestra organización. Entonces tenemos que darles la importancia y la motivación que requieren; salir de la inmovilización y  trabajar apoyados en el Observatorio Tecnológico. Este último nos posibilita conocer las tendencias del reciclaje en el mundo, los precios de los productos, las nuevas tecnologías existentes”, entre otros aspectos clave.

Reconoció lo estratégico que ha resultado el trabajo con las universidades, tanto para la organización de procesos como para el desarrollo de productos. 

Más allá de los resultados, expresó, existen reservas aún en el sector que definen los retos y potencialidades por explotar. 

“La actividad del reciclaje transversaliza a la sociedad, pues tenemos una interacción con todos los factores y actores económicos: estatales y no estatales, consumidores o clientes”. Así valoró este martes el vicepresidente primero del Grupo, Miguel Ángel Hamadi González.

Una de nuestras razones de ser, observó, es la sustitución de importaciones y, a partir de ahí, surge el encadenamiento con otras actividades. Entre esos productos que constituyen la esencia de ese encadenamiento están: la chatarra ferrosa que se dirige, fundamentalmente, al acero y sus derivados en las dos acerías con que cuenta el país, cuyo producto final —la barra de acero— impacta en cualquier actividad de construcción que se esté ejecutando (programa de la vivienda, construcciones industriales, sociales, etcétera).

Pero también se le suministra una parte de estas fundiciones a la rama metalmecánica, para la fabricación de piezas con destinos, entre otros sectores, al programa azucarero. 

En el primer trimestre, acotó, se han recuperado más de 30 000 toneladas de este producto. Hoy la chatarra ferrosa en el mercado internacional tiene un precio en el entorno de los 400 dólares por tonelada. Lo que todo cuanto se pueda recuperar supone un alto impacto, desde el reciclaje a la producción nacional de acero. 

Ahora bien, en el caso de los productos no ferrosos, una parte de estos va destinada a la industria nacional para la coproducción con destino a los programas energéticos, de la Vivienda (cables eléctricos). También se entrega un nivel de dichos productos para la fabricación de piezas, que tributan al programa azucarero.

Otro grupo muy importante es el de desechos no metálicos, clave a la hora de sustituir importaciones. Por ejemplo: el papel y el cartón, que el 100% se utiliza en la industria nacional. La tonelada de papel en el mercado internacional está en el orden de más de 450 dólares. Y se han reciclado unas 5 000 toneladas en lo que va de año, lo cual, si bien no satisface los planes, constituye un aporte significativo.

En cuanto a los envases textiles, se han recuperado 4,3 millones en este período —primer trimestre de 2021—, el 100% de esta cifra va al programa alimentario (sacos, etc.). Actualmente, una sola unidad de este producto puede costar fuera del país unos 33 centavos aproximadamente. 

Atendiendo a los envases de vidrio, específicamente los de medicamentos, ya se han entregado 4 000 000 de unidades al Ministerio de Salud Pública. La mayoría son de uso tópico. 

Las botellas de vidrio personalizadas, que antes no se incluían en el reciclaje, ahora pasan a beneficiar no solo a la industria nacional —cervezas, refrescos, vinos…—, sino también a las minindustrias, incluyendo botellas de productos importados. 

En tanto, los envases plásticos igualmente son de gran utilidad y su costo en el mercado foráneo ronda el orden mínimo de los 22 centavos. Hasta la fecha se han reciclado en Cuba 1 000 toneladas. Para tener una idea, en el mundo se cotiza la tonelada de plástico granulado hasta 5 000 dólares la tonelada. 

¿En qué estamos empleando el plástico? En dos vertientes fundamentales: hay tres plantas en el país (Granma, Villa Clara y Cienfuegos) para su procesamiento y se venden esencialmente  a las industrias locales para herrajes sanitarios; y otro nivel de plástico que se destina a disímiles producciones. 

Por solo citar algunos ejemplos de los aportes que benefician a varios gobiernos locales, tenemos: la producción, en lo que va de año, de más de 190 000 metros entre tuberías y mangueras; más de 2 300 unidades entre codos, tés; cerca de 40 000 bolsas plásticas, 41 000 tapas para botellas, 12 000 metros de sogas, entre otros aportes que benefician ya a los gobiernos locales.

A pesar de las dificultades, no se ha perdido de vista la exportación por las posibilidades de obtener ingresos para la economía del país. “En los primeros meses del año se han obtenido más de 8 100 000 dólares. Además, se han incorporado nuevos productos, como las cenizas que generan las termoeléctricas y placas de chatarra electrónica.  Para este último establecimos un sistema de clasificación que tiene mayor valor en el mercado”, detalló.

Con esos ingresos se da continuidad a la producción, se financian nuevas piezas de repuesto, se mantienen los coeficientes de disponibilidad técnica y transporte a los niveles correspondientes, y se hacen pequeñas inversiones.