Camagüey.–Mucho se valora el producto por la envoltura, si esta no es competitiva, si no está a la altura de los estándares internacionales, poco venderá. Precisamente, es este uno de los principales problemas que tienen las producciones de la industria nacional, así como los rubros exportables cubanos.
Para cambiar ese escenario surge la unidad empresarial de base (UEB) Envases Flexibles Camagüey, subordinada a la Empresa Geocuba Camagüey-Ciego de Ávila, del grupo empresarial Geocuba. No obstante, tienen en proyecto, antes de que termine el año, pasar a ser una empresa filial. Luego, cuando las producciones lo respalden, aspiran a convertirse en una empresa independiente, subordinada directamente al grupo.
Los estudios de prefactibilidad de la inversión arrojaron que existe una demanda en el país de unas 30 000 toneladas de este tipo de envases –sin contar los nuevos actores de la economía–, la que se puede satisfacer porque se trata de máquinas muy productivas y robustas, que son capaces de hacer hasta 400 unidades por minuto.
Sin una industria de referencia, un grupo de sus trabajadores proviene del área de artes gráficas de Geocuba, de la impresión offset, aunque ellos mismos aseguran que la tecnología es muy diferente, por lo que han tenido que aprender de forma autodidacta o en las capacitaciones del fabricante.
UNA FÁBRICA QUE NACE
Actualmente, más del 90 % de las producciones se destina a la industria alimentaria interna. En 2022 se entregaron más de 70 toneladas de productos terminados, y en lo que va de este, 350 toneladas a empresas como Lácteo, Cubacafé, Bebidas y Refrescos, y la Empresa de Levaduras y Fermentos.
«También se completan detalles para convertirnos en proveedores de varias de las entidades en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, donde ya hemos trabajado con varias firmas. Necesitamos captar divisas para comprar la materia prima que es muy cara en el mercado internacional y se importa a gran escala, de acuerdo con los pedidos que tenga la fábrica», explicó a Granma, Yonier Leyva Rivero, director de la UEB.
«La tecnología es de punta y pertenece a la llamada Industria 4.0, con servidores instalados directamente a los procesos, lo que permite obtener información en tiempo real y controlar en detalle, a través de la nube, el proceso productivo, además de recibir soporte técnico del fabricante ante alguna dificultad.
«Asumimos el diseño del cliente, pero si este no lo tiene, contamos con diseñadores que realizan ese trabajo también. La máquina puede imprimir hasta ocho colores, lo que da una amplia gama con impresiones de alta calidad. Trabajamos fundamentalmente con sustratos plásticos, polímeros, polietileno de baja y alta densidad, poliéster y diferentes capas de aluminio, aunque este último material no se utiliza ya en el mundo, por la necesidad de ser amigable con el medio ambiente».
Agregó que no se vierten desechos dañinos al medio, y los solventes que se utilizan son a base de alcoholes, con una tecnología que los recupera, y se vuelven a introducir en el proceso productivo. Las tintas tienen una base de nitrocelulosa de baja migración, y no traspasan los materiales, por tanto, están aptas para la Industria Alimentaria.
EL CRECIMIENTO COMO META
Con una primera línea montada –de cuatro a las que aspiran hasta 2025–, todavía se llevan a cabo acciones constructivas de infraestructura. El proyecto es crecer en máquinas impresoras y laminadoras, las que hacen el corte del material, y máquinas que conforman las bolsas o los doypacks. En esa primera línea, además, falta la climatización, y la fábrica debe trabajar completamente cerrada; sin embargo, se han buscado alternativas, como producir por la madrugada, para ir haciendo cosas y darle respuesta a una parte de los envases que necesita el país.
«La primera máquina de confeccionar doypacks se encuentra a un 80 % de su puesta en marcha, y ya les hemos entregado envases a mipymes y a la industria Ceballos, en Ciego de Ávila. Los sacamos preconfeccionados y ellos los llenan y lo sellan».
El director de la UEB agregó que, a finales de este año, adquirirán una tecnología que permitirá ponerle una boquilla dispensadora, aumentando su valor agregado. Otra intención es producir los doypacks que necesitan las compotas, lo que sería más económico, con mejor presencia y más seguridad.
Según explicó Leyva Rivero, la relación calidad-precio se comporta favorablemente, y se trabaja con márgenes comerciales ajustados entre un 7 % y un 15 %, para que los precios sean competitivos. Además, tratan de que estos sean menores o iguales que los costos de importación, sin el componente del transporte, para que resulten atractivos para la industria nacional.
La tendencia en el mundo es utilizar cada vez más los envases flexibles, porque son materiales muy finos en los que ya viene impresa la etiqueta y la presentación del producto. Además de que son mucho más económicos para la transportación.
La segunda línea que duplicaría la capacidad productiva, según explicó el director de la UEB, ya se encuentra en Camagüey, y debe quedar montada a finales de 2023, para darle su puesta en marcha a inicios de 2024.
Otro de los proyectos en los que se trabaja es en darle al país soberanía sobre la producción de los recipientes de la pasta dental, «con una línea que instalaremos durante el primer semestre del próximo año para realizar tubos colapsibles. Ya tenemos los moldes y las prensas para las tapas, solo faltan algunos sistemas eléctricos.
«Solo Suchel tiene una demanda de 24 millones de tubos, por lo que esa primera línea se destinaría a ello nada más. Después hay otra inversión planificada para incrementar la producción con otro formato, diversificar el mercado y darle respuesta a la industria farmacéutica y cosmética», comentó el directivo.
Yudelkis Vázquez Delgado, jefa del grupo de mercado de la fábrica, aseguró que este año han dado respuesta a los clientes que llegaron a contratar producciones sustituyendo importantes, como es el caso del café Hola de la canasta, las bolsas de leche y yogurt para los niños, y las bolsitas del refresco Tinajito.
«En esta etapa del año, ya estamos conciliando con 19 clientes para 2024, incluidos algunos en la Zona Especial de Desarrollo Mariel, para lograr que el dinero que hoy se está invirtiendo en envases fuera del país se quede en Cuba», explicó, y agregó que, en lo que va de año, han vendido más de 112 millones de pesos, de un plan de 187 millones.
Vázquez Delgado identificó como una problemática la inestabilidad energética; porque aunque la fábrica dispone de grupo electrógeno, debido al voltaje con el que trabajan las máquinas, este solo permite limpiarlas cuando se va la electricidad, y que no se endurezcan los materiales dentro del mecanismo.
Hasta la fábrica camagüeyana han llegado varios de los nuevos actores económicos, como mipymes, además de usufructuarios, cooperativistas y trabajadores por cuenta propia. «Sin embargo, a ellos les estamos dando respuesta con residuos de otras producciones, porque no tienen certificado de liquidez, que es con lo que cobra Geocuba. Para el año que viene estamos negociando que las empresas privadas que tengan un socio fuera del país puedan pagar en USD».
La Jefa del grupo de mercado aconsejó a los interesados no contratar volúmenes pequeños de envases, porque sale más caro, aunque quien no tenga grandes producciones puede hacerlo en pequeñas cantidades también.
DETRÁS DE LA TECNOLOGÍA, EL SER HUMANO
La tecnología de punta, la industria 4.0, también necesita de hombres y mujeres que la operen. Ángel Walter Gainza Ducas es uno de los jefes de brigada y, actualmente, junto a sus cuatro compañeros, tiene la responsabilidad de hacer las bolsas y los doypacks que se destinan a productos como pastas de tomates y papas prefritas.
«Trabajamos el producto desde la impresión, la laminación, el corte y la confección de las bolsas, con brigadas distintas que actuamos en estrecha relación, como un mismo equipo. Primero se realiza la impresión, después esa impresión se lamina, se corta a la medida que necesita el cliente, y se conforma el producto.
«Hemos tenido que aprender muchísimo de esa tecnología, con varias preparaciones online, la presencia de técnicos extranjeros, y también muchas horas dedicadas a la autopreparación. Ya hemos hecho varias producciones, y todas con buenos niveles de aceptación en la industria nacional», refirió.
Gainza Ducas añadió que, para cumplir los compromisos, se realiza un doble turno en toda la línea, y aseguró que hay ganas de hacer, ya sea de madrugada o de noche. «En estas condiciones, el Estado puso a nuestra disposición una fábrica moderna y muy productiva, nuestra respuesta tiene que ser con trabajo y haciéndolo bien».
Los niveles productivos, que están empezando a ascender, ya posibilitaron repartir utilidades trimestrales y de fin de año, lo que se revierte en una mejoría salarial para los trabajadores.
Mucho falta por escribir en esta historia, lo harán hombres y mujeres que se saben poseedores de una joya única dentro la industria, una moderna fábrica que comienza su andar con un encadenamiento muy necesario en la economía cubana actual: envases flexibles que garantizan una mejor presentación e inocuidad a los productos cubanos, y de un poco más allá, en el mercado nacional e internacional.