Cuando el visitante llega al nuevo Museo de Historia Militar de Vietnam, en Hanói, más que los grandes espacios, cuya belleza y monumentalidad nadie podría negar, lo impresionan los detalles: los montones de niños pequeños uniformados frente a los carteles que cuentan lo que un día fue la guerra; el veterano al que le falta una pierna y en cuya pulcra camisa resplandecen las medallas; los jóvenes que se hacen selfis ante el testimonio de alguna heroicidad.
Pero si el visitante viene del otro lado del mundo, de Cuba, lo que más le estremece es encontrarse, casi al final del recorrido, la reproducción de una portada del periódico Granma, en la que se lee, en mayúsculas: TRIUNFO DEFINITIVO DE LA CAUSA DEL PUEBLO VIETNAMITA.
Ese titular encerraba mucho más que la noticia del día 30 de abril de 1975, era un triunfo que la Isla vivía como propio, después de años de denunciar los crímenes del imperialismo norteamericano y de que el ejemplo extraordinario de resistencia hiciera de un pueblo distante en lo geográfico y cultural, un hermano.
No en balde, Fidel diría que por Vietnam estábamos dispuestos a dar hasta nuestra propia sangre; y Ho Chi Minh le comentaría a Marta Rojas, periodista de este diario, que la fuerza y la grandeza del pueblo vietnamita residían en la unidad y en que gozaban «del apoyo de los pueblos del mundo y, como ejemplo, está el pueblo de Cuba».
Ese legado de comunión entre dos naciones, sus valores, tradiciones de lucha y aspiraciones sigue vigente; hoy con el horizonte de trabajar juntos por un mejor futuro no solo para ambos territorios, sino también para la Humanidad.
Como explicó Roberto Morales Ojeda, miembro del Buró Político y secretario de Organización del Comité Central, en la sesión inaugural del vi Seminario Teórico entre el Partido Comunista de Cuba y el Partido Comunista de Vietnam, celebrada ayer, «el diálogo sistemático y fructífero que desarrollamos de conjunto con el estudio y el intercambio de experiencias, sobre los problemas teóricos y prácticos del proceso de construcción del Socialismo, constituyen pilares esenciales de la sólida confianza mutua y de la cooperación que hoy disfrutamos en todos los ámbitos».