«Y si no tenemos los graduados universitarios, ¿cómo vamos a echar a andar el desarrollo municipal? ¿Quién será mañana la fuerza de trabajo calificada que levantará ese municipio para lograr los niveles de desarrollo que nos estamos proponiendo?».
En cuanto a las brechas de género, señaló que apenas el 8 % de los propietarios de tierra en Cuba, y el 22,8 % de los socios de las nuevas mpymes y CNA, son mujeres.
Ante estas realidades, «debemos pensar en soluciones puntuales que tienen algunos referentes internacionales, como son los principios de discriminación positiva, es decir, la concesión de recursos a aquellas personas que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad».
Puntualizó que con las transformaciones económicas no es suficiente en todos los casos, sino que resulta necesario –teniendo en cuenta las particularidades de determinadas situaciones–, una aplicación diferenciada de las leyes, y conocer íntegramente lo que puede estar pasando en esos territorios.
Es cierto, no obstante, que –a veces– desde las normas jurídicas, hacer esa diferenciación es complicado, sobre todo tratándose de un sistema económico como el nuestro, que está en construcción, apuntó.
Mas, hay cuestiones en las que debe anteceder un análisis, para posteriormente regular; de lo contrario –subrayó–, podemos regular en un debe ser que no se comporta igual en la práctica, porque los puntos de partida son diferentes a los que estamos previendo desde las normas, ni tampoco son iguales las obligaciones y cargas legales de todos los actores económicos.
«Tales realidades imponen, a su vez, un nuevo desafío: cómo lograr, entonces, la justicia social, que es una justicia esencialmente distributiva, en un país con pocos recursos como el nuestro, ciertamente asediado, bloqueado».
Al final todo recae en un mismo interés: promover el desarrollo local a partir del fomento de las capacidades endógenas y el aprovechamiento de lo que pueden hacer los territorios, sin perder el necesario vínculo con el proyecto nacional.
Se trata de llevar a la práctica la articulación de lo territorial con lo nacional, en ambos sentidos, para favorecer la economía, y también la calidad de vida de las personas.

