Claudia Sheinbaum llega con todas: «Les convoco a seguir haciendo historia»
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CIUDAD DE MÉXICO.– Temprano en la mañana, el pueblo y un nutrido grupo de reporteros esperaban a la salida de la casa de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, al sur de la capital; quien en breve tomaría posesión como dignataria de la nación. En medio de la lógica tensión de la espera, se escuchaban voces clamando «Presidenta», o sencillamente «Claudia».
Niñas y niños, adolescentes, mujeres y hombres de todas las edades aguardaban frente a la verja. Las cámaras de los medios de comunicación y los teléfonos móviles esperaban. Al filo de las diez y media (hora local) salió el automóvil conduciendo a la que sería investida como primera Presidenta en la historia de México.
Un mundo humano se abalanzó sobre el coche. «Felicidades, Presidenta», se escuchaba. La caravana iba lenta, en medio de los ciudadanos, de la prensa, y de los actores del orden que intentaban desplegar su trabajo de la mejor manera. Destino: el Palacio Legislativo de «San Lázaro», donde este 1ro. de octubre se realizó la Ceremonia de Transmisión del Mando del Poder Ejecutivo Federal de los Estados Unidos Mexicanos.
CEREMONIA DE JURAMENTACIÓN, DE LA VINDICACIÓN Y DE LAS EMOCIONES
En el Palacio Legislativo, entre las delegaciones de 105 países estaba la de Cuba, encabezada por su Presidente, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien en la propia jornada de ayer se reunió con Claudia Sheinbaum. El dignatario amigo la felicitó en nombre del pueblo y del Gobierno cubanos, y le deseó muchos éxitos en la construcción del segundo piso de la Cuarta Transformación.
También al Palacio Legislativo llegó Andrés Manuel López Obrador. Lo que amlo provocó con su entrada –luciendo la Banda Presidencial– fue una verdadera vorágine: lo abrazaban y besaban, se fotografiaban con él, apenas lo dejaban avanzar. Natural, sonriente, tan sencillo, él caminaba entre muchos compatriotas alegres y agradecidos.
Pasadas las 11 de la mañana, Claudia, acompañada de su esposo, fue recibida en la escalinata del Palacio, hasta el que llegó para juramentar como Presidenta. La número 66 en esa responsabilidad.
Además de los 105 países presentes, acudieron a este histórico martes 23 organismos internacionales, y unos 400 representantes de los medios de comunicación.
Claudia subió hasta donde estaba amlo, quien le dio un fuerte abrazo, y un beso. La Doctora rindió Protesta, como Presidenta de la República, ante el Congreso de la Unión.
«Honorable Congreso de la Unión, pueblo de México, protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República, que el pueblo me ha conferido». Declaró que lo hará mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión: «Y si así no lo hiciere –dijo–, que la nación me lo demande».
La Doctora puso los brazos cruzados sobre el pecho, y cuando acomodó la Banda Presidencial sobre su cuerpo, el recinto se llenó de una ovación.
ACARICIANDO LA AUTOESTIMA, MENSAJE A LA NACIÓN
En mensaje dirigido a la nación, agradeció la presencia de los 105 países, lo cual, expresó, es un reflejo del compromiso de México con la comunidad internacional, y de la amistad «que nos une con todos los pueblos».
La dignataria mencionó, uno a uno, a cada dignatario presente, o a sus representantes. El auditorio reaccionó con sumo respeto ante cada nombre, y al escucharse el del Presidente Díaz-Canel, se hizo sentir en el Salón un saludo de multitud, transido de un especial cariño.
En las primeras palabras de una intervención que duró unos 50 minutos, Claudia se refirió a López Obrador. «La historia y el pueblo lo han juzgado: Andrés Manuel López Obrador, uno de los grandes». En medio de aplausos y aclamaciones, se dirigió a su compatriota como «el Presidente más querido, solo comparable con Lázaro Cárdenas»; el que inició la revolución pacífica de la Cuarta Transformación de la vida pública de México.
Recordó a amlo el deseo, por él expresado, de que no se develen bustos inspirados en él ni se ponga su nombre a calle alguna, ni se levanten monumentos. Claudia Sheinbaum razonó a continuación: La verdad es que no hace falta porque usted estará siempre en el espacio de los que luchan toda la vida, usted estará siempre en el corazón del pueblo de México.
En otro momento, dijo al dignatario saliente: «Gracias, gracias, gracias por siempre. Ha sido un honor luchar con usted. Hasta siempre hermano, amigo, compañero, Andrés Manuel López Obrador». Y en el recinto retumbaba la frase: «Es un honor estar con Obrador».
A su amado México dedicó la dignataria hermosas ideas, para destacar que ya ellos eran una gran civilización, por la sabiduría y por las adelantadas manifestaciones en todos los órdenes, antes de que llegaran los españoles. En otro momento de su mensaje, defendió los derechos plenos que asisten a los pueblos indígenas y a los pueblos afroamericanos en México.
Hoy, 1ro. de octubre del 2024 –dijo– comienza el segundo piso de la Cuarta Transformación de la vida pública de México. Hizo hincapié en que, por vez primera, «llegamos las mujeres a conducir los destinos de nuestra hermosa nación; y digo llegamos porque no llego sola: llegamos todas».
México es un país maravilloso, es un pueblo extraordinario –significó–, y en una enumeración emotiva, habló del país que le dio al mundo un Hidalgo; del que tuvo un Morelos, un Vicente Guerrero, una Guadalupe Victoria, una Josefa Ortiz. Habló del México de Juárez, de los obreros, de Zapata, de tantos otros grandes…
México es de mujeres y hombres libres que, a lo largo del siglo xx, lucharon por la democracia y por la justicia, valoró.
Sobre lo acontecido en los años de trabajo que la precedieron, pidió a todos hacer una reflexión sobre lo hecho; analizar cómo es que 9,5 millones de personas salieron de la pobreza en solo seis años; cómo es que el país es de los menos endeudados y con menos índices de desempleo. La respuesta –afirmó– está en el cambio del modelo de desarrollo del país, de haber pasado del fracasado régimen neoliberal a uno que fue al humanismo mexicano.
Para bien de México, vamos a continuar con el humanismo mexicano, con la Cuarta Transformación, expresó. Al referirse a la política exterior, refirió, entre otros objetivos, el camino de fortalecimiento de la relación económica y cultural con los países de Nuestra América.
Afirmó que se mantendrán todos los programas del bienestar; que se tomarán decisiones para cuidar a las mujeres mayores, a los niños y niñas; y afirmó que la salud y la educación son derechos del pueblo de México, no son privilegios ni mercancía.
Claudia compartió detalles sobre metas que tiene el nuevo Gobierno, entre ellas, seguir construyendo viviendas; ampliar la línea del Tren Maya; hacer una transición hacia fuentes renovables de energía; avanzar hacia la soberanía y al autoabastecimiento alimentarios; emprender un ambicioso proyecto de economía circular; garantizar el agua como recurso de la nación; limpiar los ríos más contaminados del país; y hacer de México «una potencia científica y de la innovación».
En materia de seguridad, aseveró: «Garantizaremos la disminución de los delitos de alto impacto». Nuestra convicción, dijo, es que la seguridad y la paz son frutos de la justicia.
TIEMPO DE TRANSFORMACIÓN, TIEMPO DE MUJERES
El pueblo fue muy claro cuando dijo que es tiempo de transformación y es tiempo de mujeres, valoró la Presidenta en su intervención. Expresó que durante mucho tiempo las mujeres «fuimos anuladas»; las niñas escuchaban relatos sobre cómo eran los hombres que hacían la historia.
Hoy sabemos –subrayó la dignataria– que las mujeres hicieron grandes hazañas en la historia de México. Y más adelante quiso reconocer no solo a las heroínas conocidas de la Patria, sino también a las anónimas, a las invisibles. Mencionó a las indígenas, a las trabajadoras del hogar, a las bisabuelas que no aprendieron a leer ni a escribir, a las tías, a todas las que, desde el hogar, desde las calles o sus lugares de trabajo, «lucharon por ver este momento.
«Llegan ellas, todas ellas, que nos pensaron libres y felices», afirmó Claudia con orgullo y serenidad; y resaltó: Llega con nosotros el pueblo de México; mujeres y hombres empoderados; la Transformación les dio la dignidad, y nunca más nadie se las podrá arrebatar. «Soy madre, abuela, científica, y mujer de fe; y a partir de hoy, por voluntad del pueblo de México, la Presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos», expresó Claudia Sheinbaum, quien aseguró que gobernará para todas y para todos.