en 2021, uno de cada 88 habitantes del planeta abandonó su suelo natal.
Añade que el 83 % de los migrantes globales se desplaza hacia países de renta baja y media, que a veces son lugares de paso hacia potencias como EE. UU. o la Unión Europea, pero las políticas de «blindaje migratorio» de esos países suelen cortar el camino de los migrantes antes de llegar al destino.
El proyecto Migrantes Desaparecidos, de la Oficina Internacional de Migraciones (OIM), reveló recientemente que desde 2014 se han registrado más de 4 000 muertes al año en las rutas migratorias de todo el mundo, pero es una estimación mínima, porque la mayoría de estas muertes no se registra.
Añade el informe que desde 1996 se contabilizan más de 75 000 fallecidos en el intento de emigrar, y 48 423 desde el 1ro. de enero de 2014 hasta 2022, estadísticas que reflejan parcialmente el desastre, pues no incluyen el nivel de sufrimiento que genera en familiares y confirman los peligros o riesgos de afrontar la aventura.
Los tres puntos más letales, según el proyecto de la OIM, son el Mar Mediterráneo, con 23 900 migrantes muertos o desaparecidos; África, con 11 400, y América con 6 200, el 60 % en la frontera de México y Estados Unidos.
De acuerdo con los pronósticos de los expertos, la fórmula de más migrantes y mayor cantidad de muertos en el intento, que se instala como tendencia en los dos últimos años, irá para peor a largo plazo, pues la enorme recesión generada por la pandemia va a cambiar drásticamente las migraciones.
La caída del PIB mundial, que ronda el 10 %, más pobreza y desigualdad, aumentarán la presión migratoria.
Estiman que las personas no dejarán de desplazarse, y terminarán haciéndolo en condiciones mucho más precarias, sin ningún tipo de protección legal y quedando a merced de diversas formas de violencia y de explotación, que van desde las redes clandestinas de trata de personas hasta distintas formas de estafa en los países de destino, donde pasarán a constituir una nueva capa de migrantes ultraprecarizados, indica el medio digital IzquierdaWeb.
La falta de seriedad, por algunos países, en la búsqueda de soluciones concretas a estos graves fenómenos, junto a la creciente tendencia a la polarización y conflictividad entre potencias, son considerados obstáculos para resolver problemas que requieren respuestas integradas o coordinadas a nivel internacional.
Recientemente, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, al abordar el enfoque regional del tema por Estados Unidos, denunció que la Declaración Hemisférica sobre Migración y Protección de Migrantes impuesta por Washington en la IX Cumbre de las Américas «es muestra de su visión racista, xenófoba y expoliadora de los migrantes. No atiende en modo alguno las causas reales de la migración».
Reafirmó que «será imposible obtener resultados concretos en la gestión de los flujos migratorios irregulares si no se materializan el diálogo y la colaboración genuinos entre todos los gobiernos implicados, para dar respuesta a un problema de naturaleza global».

