Cuba: Derechos sexuales y emancipación
- Cuba: Derechos sexuales y emancipación
Por Mariela Castro Espín.
La cultura cubana tiene una fuerte herencia hispano-africana patriarcal, con una larga tradición homofóbica, un modelo de dominación impuesto por el sistema colonial español y su religión oficial, junto a una producción científica universal que estigmatizaba la homosexualidad.
Cuando triunfa la Revolución, en todo el mundo las ciencias médicas, sicológicas, sociales y jurídicas se pronunciaban en contra de la homosexualidad, y la consideraban un ejemplo de enfermedad, locura, decadencia moral y desviación de las normas sociales.
Desafortunadamente, la permanencia de la homofobia institucionalizada en las primeras décadas de la Revolución, no ha sido analizada en toda su complejidad. Esta situación es aprovechada por quienes solo han visto en ello una oportunidad para lucrar dentro del bien financiado mercado de los ataques contra Cuba. Ante esto resulta imprescindible el análisis crítico, desde nuestras instituciones, a prácticas incoherentes con el espíritu humanista del proceso revolucionario.
David Carter (2004), en su libro Stonewall, las protestas que encendieron la revolución gay, escribió que, en 1961, las leyes que penalizaban la homosexualidad en Estados Unidos eran más duras que las aplicadas en Cuba, Rusia o Alemania del Este, países usualmente criticados por el gobierno estadounidense por sus «métodos despóticos» (Carter D., p.16).
Comprender la situación actual de las personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales (lgbti+) en Cuba, y la necesidad de colocar su atención como objeto de política, exige ubicarse en la evolución histórica del tema en la agenda social de la Revolución Cubana.
El Grupo Nacional de Trabajo de Educación Sexual (Gntes, 1972), lidereado por la fmc, devino en Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex) en 1988, y desde entonces se subordina al Ministerio de Salud Pública.
El Cenesex tiene la misión de contribuir al desarrollo de la Educación Integral de la Sexualidad, la Salud Sexual y el reconocimiento y garantía de los derechos sexuales de toda la población. Para ello, desarrolla estrategias educacionales y comunicacionales que incluyen diferentes campañas nacionales de bien público.
Un impacto significativo en la movilización de la conciencia social de la población cubana ha sido la iniciativa de celebrar el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia desde el 17 de mayo de 2007.
Acogimos así la propuesta del profesor franco-caribeño, Louis-Georges Tin, de situar en las efemérides nacionales la celebración del día en que la Organización Mundial de la Salud aprobó la despatologización de la homosexualidad, una de las razones que han contribuido a su estigma y discriminación, sin fundamentos científicos. Esto ocurrió el 17 de mayo de 1990.
Desde 2008 dedicamos todo el mes de mayo a desarrollar acciones educativas y comunicacionales que promueven el respeto a la libre orientación sexual e identidades de género, como ejercicio de justicia y equidad social, con el nombre propio de Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia.
Estas jornadas son coordinadas por el Cenesex, a través del Minsap, junto a otras instituciones del Estado, el gobierno y el indispensable apoyo del PCC a sus distintos niveles. Se han dedicado campañas al espacio familiar, escolar, laboral y, más recientemente, al reconocimiento de todos los derechos para todas las personas, sin discriminación por sus orientaciones sexuales e identidades de género.
Las Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia han impactado, sin lugar a duda, en la visión de país aprobada en el 7mo. Congreso del Partido Comunista de Cuba (2016) y en la Asamblea Nacional del Poder Popular (2017) después de un riguroso proceso de consulta popular.
La Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista y el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030 hacen mención expresa a la necesidad de enfrentar toda forma de discriminación, incluyendo la motivada por orientación sexual e identidad de género.
En total sintonía con ello, desde 2019, nuestro texto constitucional reconoce los derechos sexuales y reproductivos, prohíbe la discriminación hacia las personas con sexualidades no heteronormativas, protege la diversidad familiar y regula de manera clara el matrimonio como una institución jurídica a la que pueden acceder todas las personas sin discriminación de ningún tipo.
Claro que falta un largo camino por recorrer. Por eso educamos para el amor y la convivencia respetuosa, no para la perpetuación de relaciones de dominación ni de violencia. Educamos en los principios humanistas y democráticos que se inspiran en el paradigma emancipador del socialismo, en la libertad como compleja responsabilidad individual y colectiva. Seguiremos trabajando hasta alcanzar toda la justicia.
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