Que el nombre de nuestro Partido diga lo que somos hoy y lo que seremos mañana
- Que el nombre de nuestro Partido diga lo que somos hoy y lo que seremos mañana
Autor: Elvis R. Rodríguez Rodríguez.
El día 3 de octubre de 1965 se constituyó el Comité Central del Partido Comunista de Cuba, hace exactamente 55 años.
Sin dudas, un acontecimiento histórico en la vida del país, cuyo valor trascendió el carácter propiamente partidista, al marcar el inicio de una etapa superior en la unidad de las principales fuerzas revolucionarias que lucharon contra la tiranía batistiana –el Movimiento 26 de Julio, el Directorio Revolucionario y el Partido Socialista Popular–, en la consolidación y fortalecimiento de la vida interna y la institucionalización del Partido y un peldaño superior en la dirección política de la sociedad.
La unión aportó, además, un valioso caudal de experiencias y de cuadros preparados, necesarios para la edificación socialista y para las complejas tareas de la Revolución en un contexto histórico caracterizado por el enfrentamiento constante a los planes desestabilizadores del imperialismo norteamericano.
La lucha por la unidad de las fuerzas revolucionarias y del pueblo constituyó el pilar de la estrategia política de Fidel antes y después de la victoria. Si en los años de la lucha insurreccional prefirió evitar las discusiones teóricas para centrar la energía en la aplicación de una concepción de lucha que demostrara ser la más correcta, convencido de que, en ese contexto, sería la práctica la que lograría resolver con menos desgaste interno las diferencias ideológicas y políticas de los distintos grupos revolucionarios; después del triunfo su accionar en pos de la unidad fue la brújula que condujo, a partir de los puntos coincidentes, primero a la discusión de las diferencias, luego a la coordinación de las actividades, después a la disolución e integración y finalmente a la unión.
La unidad daba fuerza, coherencia e integridad al proceso revolucionario frente a los intentos divisionistas permanentes de los enemigos de clase, quienes, inconformes con las transformaciones realizadas desde los primeros años, intentaban revertir el triunfo alcanzado y reinstalar el capitalismo en el país.
En la concepción estratégica de Fidel uno de sus elementos componentes y de mayor significación fue la organización del pueblo a través de la creación de un sistema de organizaciones de masa, juveniles, estudiantiles y culturales, que desde los inicios se fue desarrollando en la Isla, en la misma medida en que se trabajaba audazmente en la unificación de la vanguardia política encargada de la dirección de la sociedad. Con ello, la Revolución adquiría una extraordinaria fortaleza.
La constitución del Comité Central ofreció una base sólida a la concepción de Fidel acerca de la unidad ideológica y organizativa y del papel de la vanguardia política en la sociedad socialista; y consolidó la estructura orgánica del Partido, al disponer de órganos, organismos y organizaciones de base en toda la nación y en las instituciones armadas.
Días antes de su creación, a finales de septiembre, tras varias reuniones entre dirigentes partidistas de los comités provinciales, regionales y seccionales y secretarios de núcleos del Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (Pursc) de todo el país, se procedió a la integración del Comité Central.
El 1ro. de octubre quedaron constituidos el Comité Central y el Buró Político, encabezados por Fidel y Raúl, como primero y segundo secretarios, respectivamente.
El día 2, el Comité Central ratificó las medidas acordadas por la antigua Dirección Nacional, al Buró Político, al Secretariado y a las comisiones de trabajo, así como también al compañero electo para el cargo de Secretario de Organización; además, adoptó dos importantes acuerdos, que a su vez habían sido sugeridos por aquella instancia de dirección, hacer un nuevo y único periódico de carácter político matutino, que llevaría el nombre de Granma, símbolo de nuestra concepción revolucionaria y de nuestro camino y otro aún más importante, a propuesta del propio Fidel, el de denominar al Pursc como Partido Comunista de Cuba.
No se trataba de cambiar el nombre del Partido por el simple hecho de denominarlo de otro modo. Se trataba de algo más esencial.
En los primeros pasos de la unión de las fuerzas revolucionarias, se crearon las Organizaciones Revolucionarias Integradas, con sus aspectos positivos y negativos; después, tras su disolución se fundó el Pursc, que si bien significó un progreso extraordinario en la creación del aparato político de dirección partidista, como precisó Fidel, daba todavía la idea de algo que era necesario unir, que recordaba todavía un poco los orígenes de cada cual.
Por otra parte, se había llegado a un grado tal de conciencia revolucionaria en que habría de desaparecer todo tipo de matiz y todo tipo de origen que distinguiera a unos revolucionarios de otros.
El Partido, tanto en nombre como en objetivos, tenía que identificarse con los objetivos de la Revolución. Por eso, cuando Fidel pregunta a los presentes... ¿cuál es, a juicio de ustedes, el nombre que debe tener nuestro Partido? Por aclamación unánime la respuesta fue ¡comunista! Ver más en sitio oficial del MINSAP.

