Hasta la primera mitad del siglo XX, en Cuba no existía desarrollo industrial. La economía descansaba en la producción azucarera, su principal renglón exportable. Las empresas pertenecientes a la industria mecánica y otras de sectores alimentarios, en su mayoría eran de propiedad norteamericana, así como las maquinarias, equipos y piezas de repuesto para su funcionamiento.

Tras el triunfo de la Revolución en 1959, se inició en la Isla un proceso de diversificación industrial que incluyó la modernización y ampliación de las fábricas existentes, y la creación de otras nuevas con una tecnología moderna y medios de producción más eficientes.

Con la misión de agrupar, reordenar y desarrollar la rama industrial, el 23 de febrero de 1961, fue creado el Ministerio de Industrias y se le encomendó al Comandante Ernesto Che Guevara la responsabilidad de su dirección. A partir del ingreso de Cuba en el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), en los años 70, se inició un nuevo proceso industrializador por ramas y sectores. Entre otros, fueron fundados los Ministerios de la Industria Ligera (MINIL) y la Sidero-Mecánica (SIME).

Con el derrumbe del campo socialista del este europeo a inicios de los noventa, se interrumpieron las relaciones comerciales y financieras que Cuba sostenía con esos países, desapareció el CAME y comenzó un nuevo período, matizado por el retroceso en la capacidad productiva de las industrias, al desaparecer las principales fuentes de ingreso de materias primas.

Con el fin de contar con una estructura gubernamental más funcional, avanzar en la separación de las funciones estatales de las empresariales y lograr que el sistema empresarial esté constituido por entidades bien organizadas y eficientes, se implementa en septiembre del 2012 la creación nuevamente, del Ministerio de Industrias, que engloba las industrias sideromecánica, ligera, química y la electrónica. Su principal misión es proponer, y una vez aprobadas, dirigir y controlar, la ejecución de las políticas y estrategias para el desarrollo industrial de Cuba.

A pesar de las múltiples dificultades existentes para acceder a créditos externos, producto del Bloqueo económico impuesto por el gobierno de los Estados Unidos desde hace más de medio siglo, y sin minimizar errores propios que descapitalizaron parcialmente el sector, la industria cubana se encuentra inmersa hoy en un proceso de reordenamiento y perfeccionamiento de su modelo sobre bases consolidadas que contribuyan al desarrollo próspero y sostenible que necesita nuestra economía.