Guantánamo inició este 2023 con la buena nueva de la terminación de dos plantas de oxígeno medicinal en el Hospital General Docente Dr. Agostinho Neto, que fortalecen las reservas en esa institución para la atención sanitaria.
Las plantas se construyeron en un tiempo prudencial y están listas para activarse y seguir salvando vidas.
Con una capacidad de generación de 24 metros cúbicos por hora, 48 en total, se cubre completamente la demanda de la mayor institución de Salud de la provincia, e incluso pudiera tributar a otros centros del territorio en situaciones de emergencia.
La moderna maquinaria es un alivio y otro seguro de vida tras la emergencia experimentada durante el pico pandémico, en julio, agosto y septiembre de 2021, debido al aumento de casos de la COVID-19 y la rotura de la planta central de oxígeno.
Desde entonces, pese al recrudecimiento del bloqueo estadounidense, la máxima dirección del país priorizó la adquisición de este valioso equipamiento y su ubicación en un grupo significativo de hospitales, desde la Punta de Maisí al Cabo de San Antonio.
El montaje fue también el fruto de ese sentir y pensar como nación unida: entidades del territorio como la Empresa de Automatización Integral (Cedai), Gases Industriales, la Empresa de Construcción y Montaje Especializado de Santiago de Cuba, Salud Pública… hicieron posible consumar la tarea y, una vez concluida, entregar a los guantanameros más metros cúbicos para su red de gases, y ganar en soberanía a nivel territorial.
Según el joven doctor Luis Alberto Ramírez Díaz, subdirector quirúrgico del Hospital Dr. Agostinho Neto, ahora somos más fuertes, estamos en mejores condiciones de continuar el enfrentamiento a la COVID-19 (pues persisten casos en el país) y sostener la calidad de la atención a los pacientes.
MONTAJE Y FUNCIONAMIENTO
El ministro de Salud Pública, José Angel Portal Miranda, informó a principios de 2022 la llegada de unas 50 plantas de oxígeno que se instalarían en hospitales cubanos, algunas de las cuales se encontraban ya en diferentes etapas constructivas.
Entre ellas estuvieron las guantanameras. Hacia aquí se destinaron tres: dos para el Agostinho Neto y una para el Hospital General Docente Octavio de la Concepción y la Pedraja, de Baracoa, a fin de beneficiar a los municipios del este y otras zonas del Plan Turquino.
Precisamente, fue la empresa Cedai la principal responsable de «armar el muñeco», y entre sus artífices sobresale Fret Gómez Barbie, especialista de sistemas de automática electrónica y la comunicación.
«Armar la planta fue una tarea de titanes; de hecho, nos atrasamos en su entrega por falta de aditamentos y cierto desconocimiento de la tecnología, que por primera vez llegaba a nuestras manos. Pero somos profesionales y aprendimos en la marcha. El estudio constante, los intercambios de experiencias, vía WhatsApp, y la innovación, permitieron echar a andar todo sin contratiempos ni chapucería.
«La planta –comenta– es muy moderna y, aunque fue fruto de una donación venezolana, sabemos que su costo en el mercado internacional es de miles de dólares, sin contar los gastos adicionales en que incurrimos.
«Funcionan por conmutación de potencia con dos torres, una para absorber y otra para regenerar. El sistema usa un filtro molecular de zeolita que absorbe todos los elementos impuros del aire y deja pasar un 93 % de oxígeno, usa un filtro de partícula metálica y antibacteriano. Todo lleva una secuencia automática que garantiza el correcto proceder del equipo y permite chequear parámetros como la presión, el flujo y la concentración de oxígeno.
La vasta experiencia de más de cuatro décadas en la gestión de procesos y medios automáticos de Cedai les permitió, incluso, explicar problemas que surgieron en la práctica a nivel nacional.
«En una ocasión supimos que, cuando había mucha humedad o polvo, las plantas presentaban dificultades para trabajar; entonces nos dimos cuenta de que el problema estaba en el filtro de zeolita, un material higroscópico por naturaleza, o sea, que absorbe y exhala la humedad, por lo que se debe esperar un tiempo prudencial para que se seque… y así hubo otros acontecimientos que resolvimos con el ingenio típico del cubano», asevera el especialista.
Valorada en 800 000 pesos la obra civil, y en cerca de tres millones la instalación con sus enseres (cableado, luminarias…) las plantas guantanameras, controladas mediante un autómata de alta tecnología, tienen asociadas un banco de llenado con capacidad para 12 cilindros cada media hora, y respaldarán el incremento de capacidades en terapia intensiva ante situaciones de crisis.
LA VOLUNTAD DE SALVAR
Narciso Martínez Samón, jefe del Taller de Gases Industriales en Guantánamo, explicó que la provincia, en plena pandemia, se benefició con una planta de oxígeno de similar funcionamiento, en Baracoa, con capacidad para producir dos cilindros en 24 horas; pero el país quiso prepararse mejor para otra contingencia, y por eso apostó por montar otras con mayor capacidad.
«Las del hospital no van a funcionar permanentemente, sino en caso de algún imprevisto. En esta etapa, con una sola se abastece el hospital completo, y da cobertura para otros beneficiarios. Podemos asegurar que, con la capacidad instalada actualmente, no hará falta acudir a la industria nacional.
«Por demás, en Granma se monta una planta que estará de reserva para cualquier eventualidad. La de Baracoa tiene hecha la caseta y su maquinaria está adentro, esperando que entren los cables y otros utensilios para comenzar a acoplarla. Ella también proveería al hospital de Baracoa y daría para otras instituciones en San Antonio del Sur, Imías y Maisí», detalla Martínez Samón.
Según el especialista, si bien la idea es usar las maquinarias, solo en momento de alta tensión, como permanecen en periodo de garantía, se decidió que trabajaran al menos una vez a la semana, para comprobar su correcta marcha y adiestrar a los técnicos en su adecuado manejo.
Precisa el directivo de Gases Industriales que, en el caso de las plantas del Agostinho Neto se estableció que todos los miércoles se activarían los motores para «tirar» el servicio directo a las salas durante una hora, y también llenar cilindros. Hasta el momento todo marcha bien y sin contratiempos.
«Creo que estamos más preparados. Si antes no dormíamos porque no había suficiente oxígeno, ahora podemos estar más confiados en que, si cuidamos nuestras reservas, ninguna vida se perderá por falta de este suministro
–alegó Narciso Martínez, líder del equipo, responsable, también, de la fábrica de oxígeno líquido del Agostinho Neto, y de la distribución del gas en la red de farmacias de la provincia–. La idea es salvar vidas, sin importar los costos. La Revolución se propuso invertir ahí por la salud de sus hijos, y lo cumplió».