los hombros una responsabilidad, en la Cuba de hoy, como la que tiene Díaz-Canel.
«Trato de seguir todos los días los pasos de dos gigantes, con el convencimiento de que uno no es un gigante», respondió. Y habló de «lo que todavía nos queda por perfeccionar», por mejorar para seguir sosteniendo y renovando la Revolución: «Nosotros sabemos que mucha gente en el mundo mira con fe, con esperanza» a la Revolución; y eso, dijo, son realidades que comprometen mucho.
Habló del «compromiso con la Revolución con la que uno nació», en nombre de todos los compañeros que trabajan en la dirección del país. Hizo hincapié en «el compromiso con ese pueblo cubano, heroico, que ha aguantado 60 años de bloqueo, y que no claudica».
A veces, reflexionó, hay que decir verdades duras; «hay que trabajar con mucha honestidad, con mucha transparencia». Y en referencia a Fidel y a Raúl, comentó: «Para seguir los pasos de esos gigantes, cada vez necesitamos más la dirección colectiva; por eso estamos tan involucrados ahora en esos temas de cómo creamos más espacios de participación, que la gente tenga más momentos para participar en la toma de decisiones, porque sí hay mucha sabiduría en el pueblo cubano».
«Si uno sigue al pueblo, si uno sigue lo que está diciendo la gente», razonó, se puede avanzar, sabiendo «dónde nos equivocamos nosotros», y dónde están las causas generadas por el bloqueo, que ha sido particularmente duro en estos años de pandemia.
Cuando se es digno, hay respeto; en los retos está la belleza de la vida; hay que saber superar las adversidades, aseveró. Y en cuanto a la tamaña responsabilidad de dirigir en Cuba, Díaz-Canel expresó: «Uno se crece, porque se aprende, dominas temas que antes no sabías, profundizas; y sobre todo cuando uno ve que se hizo un bien, que algo mejoró, que ayudaste a que la gente mejorara una situación, que el país avanza, se destaca, eso enaltece mucho».
No olvidó la tremenda admiración que le inspiran nuestros científicos, esos que, con la vacuna contra la COVID-19, supieron defender «la vida del país»: «Nosotros tenemos un pueblo lindo –ustedes lo han visto–, gente con sentimientos; que cuando quieren, quieren de verdad; y con un estoicismo».
Compartió entonces una definición de especial valor: Se trata de «un pueblo que no quiere ser esclavo, que no va a volver nunca más a ser esclavo, y va a defender la Revolución. Lo que tenemos es que lograr –subrayó ante los estudiantes– que la Revolución no se equivoque.

