Manzanillo, Granma.–Nunca, en sus más de 40 años, la Empresa de Acumuladores XX Aniversario del Triunfo de la Revolución –única industria cubana que fabrica baterías para equipos automotores– había tenido una «sequía productiva» tan recia y prolongada como la que enfrenta desde el pasado año 2021.
La planta granmense, que hace una década demostró sus potencialidades al colocar en el mercado del sector empresarial 160 100 baterías, más de la mitad de las 300 000 que demanda Cuba al año, no solo sufrió la caída de sus rendimientos durante el anterior calendario, sino que tampoco ha podido arrancar a un buen ritmo en lo que va de 2022.
Según explicó a este diario Reynier Estrada Olivera, director de la empresa manzanillera, de la reducida cifra de 60 000 baterías planificadas para esa etapa solo se pudieron entregar –fundamentalmente al sector azucarero– poco más de 33 200 unidades, lo que constituyó su producción histórica más baja.
En esa afectación, señaló el directivo, incidieron varios factores, pero el mayor peso recayó en la paralización de la industria durante varios meses, debido a la falta, entre otros recursos, de su materia prima principal: el plomo importado.
Y aunque no es la primera vez que la inestabilidad en la llegada a tiempo de los recursos adquiridos en los mercados foráneos ha puesto frenos al ajetreo laboral de la XX Aniversario, lo cierto es que, desde el año 2020, los encarecidos precios de los fletes y las restricciones en las cadenas logísticas de transporte marítimo internacional han bloqueado como nunca antes las posibilidades de crecimiento de una planta que importa alrededor del 65 % de los componentes para la fabricación de sus baterías.
Ante esta compleja realidad, que ha lacerado tanto la economía de la Isla como los ingresos personales de los trabajadores de la fábrica, ha sido preciso comenzar a cambiar estrategias y buscar alianzas que permitan no renunciar a la fabricación de una «pieza» clave en el arranque automotor de varios sectores productivos del país.
CÓMO «ENSAMBLAR» NUEVAS SOLUCIONES
Adscrita al grupo Gesime, del Ministerio de Industrias, la empresa es capaz de producir una veintena de tipos de acumuladores (desde 45 amperes hora hasta 200) con una calidad que responde a estándares mundiales, aunque se entregue el producto en seco con una formación de carga de un 80 %.
Sin embargo, al no poder garantizarse la disponibilidad del plomo para su fabricación estable, la industria ha comenzado a perfilar nuevas estrategias con proveedores extranjeros para lograr consignaciones de materias primas y pagos aplazados que le permitan la obtención de baterías semielaboradas (skd).
«Estamos negociando con una firma extranjera la entrada al país de baterías en skd, las cuales nosotros ensamblaríamos y les pondríamos carga, a fin de situarlas en el mercado nacional», explicó Estrada Olivera.
De concretarse, la Empresa de Acumuladores incorporaría esa producción de forma paralela a su actividad industrial, la cual tiene prevista la fabricación de unas 6 000 baterías mensualmente en lo que resta de 2022.
También desde 2020 la fábrica ha incorporado a su gestión algunas adecuaciones a surtidos pequeños de baterías para autos ligeros, y la reparación de otras unidades, aunque, como reconoció Estrada Olivera, estas variantes no solucionan la situación financiera de la entidad, urgida, además, de diversificar producciones a fin de garantizar la estabilidad de su fuerza laboral.
Abdelazzis Quesada Tamayo, director de la fábrica de componentes de la XX Aniversario, subrayó la importancia de no dejar de buscar alternativas que generen ingresos a sus obreros, pues «existen puestos clave que requieren de una adecuada calificación que no se logra de un día para otro, como es el caso de los operarios de los equipos de rejilla, los de la fabricación de óxidos o los panelistas de la formación eléctrica», detalló.
«Tenemos obreros con un enorme sentido de pertenencia, pero también necesitan sentirse estimulados económicamente, y eso nos obliga a impulsar soluciones más allá del barco, como la recirculación de componentes usados, lo cual abarata los costos», agregó.
INVERSIONES EN PAUSA, OTRA LIMITACIÓN
A la par de la falta de materias primas de importación y de la ausencia de piezas de repuesto, la fábrica de acumuladores ha tenido que sortear no pocos contratiempos tras posponerse las inversiones previstas desde 2019, con las que se aspiraba entonces a catapultar su potencial productivo.
Especial daño ha provocado la agudización del bloqueo estadounidense contra Cuba, en medio de una pandemia que obligó a la nación a reajustar sus finanzas en función de preservar la vida.
El Director de la empresa comentó que, por ejemplo, aún no se ha materializado la participación de un capital mixto para impulsar la dinámica productiva, ni tampoco se ha concretado la creación de una planta de tratamiento para las aguas residuales, u obtener el equipamiento de laboratorio para analizar las materias primas adquiridas, y realizar las pruebas de plomo en sangre.
Asimismo, sigue pendiente la posibilidad de disponer de dos máquinas de rejillas nuevas y una nave de carga que cerraría el ciclo fabril, representando ese esquema «una prueba de calidad determinante aplicada sobre el 100 % de los acumuladores terminados», tal cual se explicó en este diario en 2019.
Con el objetivo de minimizar esas carencias, Estrada Olivera precisó que se ha decidido ejecutar micro + en puntos neurálgicos de la planta, a fin de incrementar paulatinamente la productividad y generar una liquidez con la que puedan reinvertir en función del proceso industrial.
Tecnológicamente, agregó, también hay que mejorar determinados sectores, como es el de formación eléctrica, donde se les da la carga a los acumuladores.
Este, suscribió, es uno de los temas priorizados para la entidad, porque durante años han batallado con la llevada y traída calidad de las baterías, teniendo en cuenta que las importadas vienen libres de mantenimiento y las cubanas deben ser sometidas a rangos exactos de cargas lentas antes de montarlas en el vehículo, y violar este requisito va en detrimento de su tiempo de explotación.
«Por eso, el reto inmediato es seguir fabricando una batería de calidad, cuyo costo de producción nos permita comercializar un producto final que se mantenga por debajo de los modelos importados», acotó el directivo.
BATERÍAS PARA MOTORINAS, ¿UNA QUIMERA?
Aunque la Empresa de Acumuladores atraviesa por la que ha sido su etapa más compleja en materia de producción, sus directivos no descartan la posibilidad de incursionar en el ensamblaje de otros modelos de baterías como las que emplean las motorinas eléctricas, cuya demanda en el país tiene cifras nada despreciables.
«Las baterías que usan las motorinas cuentan con una tecnología distinta a la que está instalada en la fábrica, porque las nuestras se producen para el arranque, iluminación e ignición de vehículos; no obstante, no es una utopía poder ensamblarlas en Cuba», afirmó Estrada Olivera.
Para ello, añadió, cuentan con el local dentro de la fábrica y el recurso humano capacitado, pero aún está en proyecto la puesta en marcha de una asociación con capital foráneo que proporcione los componentes necesarios para poder realizar aquí el ensamblaje.
«Ese es un mercado sin explotar que nuestra empresa estatal socialista tiene que ser capaz de asumir con una propuesta rentable, tanto para la economía del país como para el bolsillo de las personas», concluyó.
A todas luces, existe una industria nacional con probadas potencialidades que aún puede «exprimirse», más si recibe un adecuado empuje que se traduzca en utilidades, no solo para la empresa, sino también para Cuba, con el ahorro de importaciones y la posibilidad de ofertar baterías producidas o ensambladas aquí, que le cierren el paso a un mercado ilegal que hoy especula, con precios abusivos, con la venta de modelos foráneos.

